viernes, 4 de mayo de 2018

Mis "ídolos" musicales, que no eran ídolos, sino gente que cantaba simplemente fueron Mark Nopfler, Bruce Sprinsting, Bob Dylan o como se escriban y alguno más. Todos gente correcta y dedicada a su oficio como el que más. Eran mecánicos de la guitarra y ofrecían su voz. De la gente de los ochenta y tal, están Sabina (la verdadera banda sonora de mi vida junto con Serrat) y luego todas esas bandas serias y bonitas como Loquillo, Alaska, Dunkan Du, Los héroes del silencio, celtas cortos, etc, etc, etc. Pero tengo que hacer sobresalir sobre todas la canción de Urquijo de Los secretos: pero a tu lado. No hay canción más bonita que esa en el mundo. Me sobrecojo al oírla siempre. Es muy sentida, muy de la vida de ese pobre chico. Llega mucho. Esas bandas y su seriedad al hacer música hicieron que las noches de verano y las mañanas de los sábados fueran distintas, especiales.
Ahora yo creo que los ídolos de las juventudes son unos calaveras borrachos indecentes que ya no han llegado a la altura de aquellas míticas bandas. No lo siento sino que es el signo de los tiempos. Luego están esos amariconados que cantan con voz de flauta canciones de amor de dulce de algodón pringoso y a mí no me llaman la atención para nada.
Cuando oigo alguna canción de aquellas bandas el recuerdo me lleva años atrás y siento el tibio frescor de la noche de agosto en mi cogote como si fuera la caricia más dulce.
Cuando oigo lo de OT y todo eso me pongo malo.

Los años pasan y las canciones se oyen lejanas.

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