sábado, 19 de mayo de 2018

Hemos ido a cenar mi hermano y yo. Había en el restaurante una chica morena con una camisa grande de gran abertura central en el pecho. Dejaba insinuar unos pechos pequeños y se le veía la tira del sostén por el hombro. A mí me ha gustado que esa chica llevara camisa, una camisa azul con rayas blancas gruesas muy elegante. Me ha gustado que me mirara un poco mientras cenaba con un tipo que estaba de espaldas a mí. He imaginado que esa chica es moderna y culta pero quizás es mucho imaginar. Quizás es como todas, como dice la canción de Roy Orbison: everything you want, you get it. Lo que yo digo es que si las mujeres bonitas todo lo consiguen, ¿de quién lo consiguen? Aparte de eso, si una mujer bonita le quiere a uno de verdad, lo puede conseguir todo de uno. He leído en mi libro de Psicología que la causa de atracción física más fuerte entre dos personas es la belleza. Hablo de amor romántico. Pero, ¿no nos puede resultar atractiva una chica aunque sea un poco feúcha por otras razones? Está la razón de la semejanza y de la proximidad. Pero el verdadero problema de una relación es que perdure en el tiempo sin contratiempos fuertes que la hagan zozobrar hasta estados de odio o de falta de respeto. Si yo encuentro una chica hoy en día y me falta el respeto más de dos veces, adiós. Lo tengo muy claro. Mi hermano me ha dicho durante la cena que la mujer y la mortaja del cielo bajan. Espero que la que baje para mí tenga un pisito y nos lo montemos bien. Sin celos, con libertad personal y que tenga conversación más allá de problemas familiares y sinsentidos. Y que haya leído el Quijote.

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