martes, 9 de enero de 2018

El sábado pasado vi una película que se llama "Asunto real", basado en un rey en Dinamarca en el siglo de la Ilustración que tuvo como regente o mentor  a un médico que se lió con su mujer, la reina Catalina. Esta película me hizo pensar en el destino por la figura de ese médico que se mete en la corte, se hace amante de la reina en secreto y acaba con la cabeza cortada. Pensé mucho después en mi destino, en el amor que yo he tenido a las mujeres, en la importancia o no de lo que hago día a día y en la posibilidad de que algo cambie en mi modo de vida.
En mi mente empezó a revolar la idea de que estoy como empantanado en una situación que no es muy querida por mí, a la que no valoro, a la que deseo cambiar pero no sé cómo. Mi destino, o el destino de mi presente, por lo tanto, no es de mi gusto.
El médico se lo pasaba bien y era feliz dictando leyes para el pueblo de Dinamarca y folgando con la reina. Ser sentiría feliz pero se pasó en sus atribuciones y en su desahogo sexual. Lo pagó caro. Pero yo, ¿qué he hecho para llevar una vida aburrida? ¿Me merezco el destino que tengo? ¿Es mi destino como el de otra tanta gente y por ello no he de quejarme? Pensé, después de hacerme estas preguntas que a mí me hubiera gustado tener más fortuna en el amor o tenerla algún día.

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