lunes, 6 de noviembre de 2017

A mí todo el que quiere cambiar las cosas que funcionan bien me pone de los nervios. Y el que está todo el rato quejándose e inventando conspiraciones para que los pobres sigan siendo pobres y los ricos se enriquezcan más me ponen de los nervios. Yo no sé por qué los ricos son cada vez más ricos pero no me invento ninguna conspiración. Si los ricos se enriquecen más es por unas causas económicas, morales, políticas que las sabes o no las sabes pero no hace falta recurrir a que unos señores se reúnen en no sé qué sitio y hacen no sé que cosas para joder al prójimo. Los estúpidos que pensaron que las empresas catalanas iban a soportar una república se equivocaron y la gente que vio peligro de perder su trabajo se dejó de quimeras de independencia. Por eso digo que los que se quejan y los que quieren cosas nuevas me ponen de los nervios. Los que están ahora en la cárcel es porque han violentado la ley de forma tremenda, la ley de todos los españoles. Por eso digo que los que están todo el rato oprimidos pero comen tres veces al día me ponen enfermo, muy enfermo porque no hacen más que pensar en romper lo establecido para cambiarlo por algo que ni ellos saben lo que es. Suelen ser gente inestable, tonta, gilipollas, que da muchas voces porque no tienen razón y no dejan en paz al resto de la gente que disfruta de lo que tiene alrededor y no quiere novedades absurdas y locas. Conozco gente de esta que es populista, demagoga y mentirosa que no la quiero ni ver. Me gustaría que se fueran de mi lado para siempre y no me amargara el café.

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