miércoles, 27 de septiembre de 2017

Me siento en un banco de la calle y oigo el rumor de la mañana. Conversaciones que se elevan y llegan a mis oídos en un incomprensible run run. Faltan cuatro días para que una región de España, una autonomía, rete al país entero a independizarse del mismo. Y la gente está tan tranquila. No veo manifestaciones a favor de la unidad de España, en contra de ese intento de romperla. Y creo que es muy grave lo que está pasando y más lo que va  a pasar pues he oído que los catalanes tienen un sentido de "desapego" de España muy grande. Aunque dicen que solo la mitad de la población de esa autonomía defiende la separación. No sé si acabará todo en un intento o este intento tendrá una continuidad en el tiempo futuro en el que Cataluña persistirá con la idea del sí, del sí a la independencia. Hay mucha gente que apoya esa idea, la llaman romántica pero es muy real, de que Cataluña se separe de España. Pero eso no puede ser. España es una nación que incluye a Cataluña y el gobierno no puede dejar que parte de España se separe. Hay mucha gente ilusa o/y atraída por este movimiento revolucionario separatista que sí cree posible y deseable la separación de Cataluña pero eso no debe ser óbice para que pensemos los españoles de todos los sitios y clases sociales que Cataluña es parte de España y nada más. No hay diálogo ni pacto ni nada que haga que España prescinda de una región que la conforma. Y no hay más que hablar. De hecho, los sediciosos que han amparado esta acción de independencia de Cataluña de España; o sea, Puigdemont, Junqueras y Mas han de responder ante la justicia española de sus delitos de sedición.
Yo,  por otro lado, estoy haciéndome a la idea de que estoy solo o la compañía que tengo no es la adecuada. Me hago viejo, lo noto y no encuentro a mi lado nadie con quién hablar de mis cosas. Veo que hay gente que me hace compañía y tal pero esa gente es muy deficitaria en cuanto a posibilidad de contrastar mis ideas con ellos.
Tengo la compañía de mi hermano que a veces es muy beneficiosa y equilibradora pero tampoco puedo consultar con él mis inquietudes. Me hago viejo. Las modas nuevas me hacen viejo. No veo más que gente rara por la calle, que no entiendo. Este mundo de hoy en día ya no lo entiendo. Las cosas van demasiado deprisa para mí ya. En la población que me rodea no veo ningún signo de la educación humanística que yo recibí en su día. No veo más que materialistas-consumistas preocupados por el modelo de móvil más moderno. No veo más que números que engrosan todos los días los supermercados de ropa y calzado y salen cargados de bolsas. Cervantes es un recuerdo que no significa nada para esta gente. Ni Cervantes ni ninguno que escribió algo memorable. En las mentes que veo todos los días no hay más que una actualidad rabiosa que solo se preocupa de un presente que se agota con rapidez. Consumir, ganar dinero como sea, ese es su lema. El pasado y el futuro no existe. Pasa la gente con la prisa del ahora. No hay nadie que sepa ya quién fue Azaña, Lope de Vega o Galdós. Todo es salir del trabajo y pasar las horas con la mente tan hueca como una caverna, la caverna de las sombras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario