jueves, 9 de marzo de 2017

Me acuerdo de que el año pasado por estas fechas cayeron unos aguaceros muy buenos para los pantanos y el campo. Este año, está haciendo calor en desuso y no llueve ni gota. A mí me gustaría que cayeran unos chaparrones inmensos para que la gente no saliera a la calle a investigar al vecino ni a dejarse ver. Así, por un tiempo, la gente estaría en casa, en severa introspección. Me gusta imaginarme los campos que yo conozco recibiendo ese agua bendita. Y los pantanos llenándose para un verano de mucho calor, como cabe esperarse. La lluvia trae ese pensamiento tranquilo y amable a los corazones mientras que el calor exacerba las pasiones bajas y altas y hace sudar la gota gorda.
Los pájaros ya se persiguen buscando su unión amorosa. Los cielos son límpidos de azul transparente.
Yo quisiera verme en el pueblo donde nací y vivir allí durante un año a ver qué pasaba pero no voy porque no hay cine.
El ring ring del teléfono es como un grillo cosmopolita y lejano.
Los gorriones son los pedigüeños de las ciudades.
Me estoy hartando de escribir así que diré que hoy he estado leyendo "El extranjero" de Camus y me parece una novela de estilo muy reposado e inmanente. Capta Camus el sentimiento y lo que le rodea.
Luego he leído el Quijote: la quema de libros. La verdad es que los libros no nos vuelven locos a nadie. Solo pretenden enseñar deleitando.

La vida es bella a veces.

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