lunes, 13 de febrero de 2017

¿Qué es lo que hace que te levantes mal por la mañana? A lo mejor un acontecimiento externo como el mal tiempo, haber estado ridículo el día anterior con los amigos o más importante aún, la pérdida de un ser querido o más banal, la monotonía en que estás inmerso todos los días o una mezcla de todas esas circunstancias. El jueves pasado murió el padre de una prima, además de buena amiga. En el tanatorio, unos hombres hablaban de la causa de la muerte: la adicción al tabaco de ese hombre. El sábado fui a ver a una tía que está en sus últimos días en la tierra. Pero mi tío sabía darle un tierno amor a mi tía moribunda y me llenó de admiración esa relación amorosa. Que quede el amor que supimos darles a los que murieron. Que queden los buenos recuerdos de los que se van. Así podremos vivir en paz con ellos. La vida ya es demasiado triste para cargarnos con la tristeza de los muertos que nos abandonan. Ya está. Ya se fueron. Que los vivos los recuerden con una sonrisa en vez de con un agravio.
Puede que te levantes bien por la mañana. Y no sabemos a qué se debe. Quizás no tenga explicación. Quizás sea el deseo de vivir que hay en tu cuerpo el que te da esa alegría para todo el día. Quizás hayamos asimilado que hay que vivir con todas las consecuencias que se nos presenten, con todas las adversidades que se muestran tras la ventana. Y vivimos. Y quizás seamos hasta felices porque nuestra naturaleza pertenece a la vida. Y mientras sea así, mientras estemos vivos, nuestro cuerpo y nuestra alma nos dice que hay que vivir con una sonrisa antes que con la lágrima en el ojo.
Para todas las cosas que hay en el mundo aunque las cosas que hay en el mundo sean las mismas que ayer y que antes de ayer.
Y eso nos lo pide el cuerpo.

Si estás vivo, sé feliz.



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