jueves, 23 de febrero de 2017

Empieza el día y no sé como me conduciré en él. Llevo unos días tristón o melancólico porque no sé lo que me pasa, como si me faltara algo. Uno puede estar triste por muchos motivos. Yo creo que todo se debe a haber dejado a mi novia pues pienso mucho en ella, en cómo se ha portado conmigo y el mal que me ha hecho. Ahora estoy sin una referencia sentimental que antes tenía.
Pero creo que remontaré el día como si se tratara de un río turbio y llegaré al final del mismo habiendo hecho cosas útiles para mí y para mi cerebro, para que mi cerebro y mi corazón estén conformes con el estado de cosas que vivo.
He estado solo antes, incluso mi hermano gemelo me ha dejado en estado de soledad antes, en otras épocas. Creo que en esos casos me refugiaba en ver películas en casa, pues no tenía con quién salir.
Este fin de semana me propongo salir un rato por la ciudad a ver qué veo, si merece la pena la noche, si encontraré alguien con quién charlar, de esa gente que no veo habitualmente. O quizás me vaya a Madrid el sábado por la noche, a una discoteca de Arenal con alguien que reclute y se quiera venir conmigo.
Estoy como un barco al pairo, como un niño ladrón que está confundido, como al que le quitan su más querido entretenimiento.

No hay que desesperarse, hay que encontrar el camino.

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