jueves, 6 de octubre de 2016


La vida sigue igual, cantaba Julio Iglesias para la gran masa que le escuchaba. Nos quería convencer o hacernos dar cuenta de algo que ya se sabía desde Adán y Eva.

Mi hermano tarda en regresar del médico y así, no podré fumar el ansiado cigarrillo. Los domingos vengo ensayando un intento de dejar de fumar que no termina de dar su fruto: volverme un exfumador que no teme al cáncer ni a la asfixia ni a que me corten un pie.
Pero no triunfo demasiado en esos intentos dominicales y sigo fumando quizás porque aunque yo no compre tabaco, mi hermano también fuma y tengo sus cigarrillos a mi disposición justo cuando me concienzo de dejarlo. Todo es una excusa barata así que dejo el tema.
Estoy escribiendo unas historias pero no sé continuarlas. Son historias coñazos que andan en mi mente dando vueltas: cómo seguiré, qué escribiré, qué haré con tal personaje etc. Pero cuando me pongo delante del folio con la historia empezada, no sé cómo hacer para que se esa historia no se quede en un mero boceto que podría haber escrito cualquiera.

Me aburro. Siempre me aburro. Las horas se me hacen largas pero ante la idea de hacerme voluntario de no sé qué ong, prefiero seguir aburriéndome.

No hay comentarios:

Publicar un comentario