martes, 31 de mayo de 2016

Me encuentro bastante bien, la verdad y quizás se deba a todo lo que he renunciado. Mi mente descansa porque está ella sola, sin más compañía que mi hermano Paco, con quien me llevo bien.
A veces, las tiranías de la vida consisten en compañías que no son las adecuadas, que no nos producen más que pensamientos negativos hacia ellas y hacia todo lo demás.
Yo he aguantado mucho de gente que no me aportaba nada, que no dejaba que yo me expresara en grupo o que alentaba muchas suspicacias por mi parte sobre esa misma gente. He dicho que no a mucha gente por mi bien pues yo no estaba a gusto con ella.
He dicho que no a una asociación en la que yo ya no me sentía bien, en la que los proyectos que se llevaban a cabo me parecían aburridos y absurdos. Luego he dicho que no a un amigo que veía a todas horas pero que no me daba muchas garantías como amigo. Y he dicho que no a mi novia. Y me he quedado con mi hermano. Veo las cosas con más claridad desde que he dicho no a tanta gente nociva.

domingo, 29 de mayo de 2016

Aunque sonría no soy feliz, así dice la canción. En estos días he de ajustarme a un ritmo de vida tranquilo y solitario, sin desear muchas cosas, que siempre es malo, pero sin renunciar a pasarlo lo mejor posible.
La lluvia de mayo cae recta, mayestática, mansa y feliz. Así será mi vida, como la lluvia de mayo, como la línea recta de una carretera que ve pasar viajeros y viajeros por delante de ella pero ella no va a ningún sitio, sino que permanece.
Permanecer, eso es, permanecer y si se puede, saber más cosas, disfrutarlas, como cabe a una persona inteligente que se adapta a lo que hay, que tampoco es tan malo. Yo no río pero tampoco lloro, quizás solo me aburro pero no recluto a nadie en mi aburrimiento.
La vida solo es de ida y hay que ir en ella ligero de equipaje para no estorbar la marcha con estupideces materiales.
La vida es una carretera y el modo en que conduzcas delatará tu inteligencia en ella. Precaución, siempre un poco de precaución.

viernes, 27 de mayo de 2016

Qué bien te va, me dicen, tienes una pensión y no haces nada. Ahí pongo yo la pega, en que no hago nada. Antes tenía un trabajo que era valorado y reconocido si lo hacía bien y yo lo hacía bien, creo. Lo valoraban los alumnos y los compañeros profesores y yo mismo, que me gustaba tal trabajo. Por la enfermedad, no he podido seguir. Ahora me dedico a tener la casa más o menos decente y a cocinar para dos y a escribir novelas, trabajos que no son reconocidos por nadie, solo por mi hermano ( a veces) y por mí (pero yo no cuento mucho en esto del reconocimiento).
Por lo tanto si la gente me nota que no estoy de humor, es por eso, porque me he caído de una situación en la que yo estaba feliz y ahora ya no tanto, la situación es más oscura. Si a esto añadimos que la calidad de mis amistades es mala y que no me muevo demasiado, llevo una vida bastante pasiva y desmotivadora pues de ahí este estado de semiprostración o aburrimiento. Es normal. Yo trato de ajustarme a la nueva vida y de adaptarme pero a veces es difícil y mi humor se resiente. Ya no gasto bromas ni se me ocurren porque mi vida no las motiva. Estoy en un estado de normalidad aburrida y oscura. No madrugo, no tengo ni problemas ni éxitos. Vivo en un coma emocional que no me hace excitarme por nada.

jueves, 26 de mayo de 2016

Hace unos días estuve investigando a mi manera tres cuestiones en internet: el lenguaje, la soledad y el arte. De este último tema, en internet hay un montón de páginas de todos los tipos así que yo reduje la búsqueda a "arte como terapia" y apareció un campo más limitado.
Por lo demás, los días pasan y pasan y los institutos donde yo puse el pie un día siguen ese tráfago inmenso de profesores y alumnos. Los días pasan y pasan y no hay fecha en el horizonte que les ponga meta.
La primavera pronto dará paso al verano y vendrán días lentos y noches cortas donde se aligerará el espíritu o se llenará de cargas, como  todas las noches de verano.
El que tenga una obligación en el futuro, que luche por ella. Yo solo me esfuerzo por escribir mis novelas, hacer la comida y vivir el día a día sin que me caliente el alma el mañana.
Y así, sin cargas por delante que me dificulten ver el porvenir, avanzo como en un barco rectilíneo y aburrido, por un mar calmo y con lecturas que leer y líneas que escribir.

lunes, 23 de mayo de 2016

Hoy, según ha ido avanzando el día me he ido encontrando mejor y cuando el día acabó y llegó la noche, una relajación grande se metió en mi cuerpo como preparándole para el descanso.
Hoy he ido a Madrid a asuntos administrativos con Paco. Se ha roto de esa manera un poco la rutina y el ritmo lento del día. Por Madrid la gente va de otra manera o a mí me parece que va de otra manera: más desenvuelta, más rápida, más burocrática. Como si la ciudad se metiera en las almas de esas gentes urbanitas y les hiciera más volátiles y dispuestas al goce.
Madrid me mola. Siempre me ha gustado ver cosas por Madrid. Todo parece novedoso. Todas las modas relucen en Madrid como nuevas y llenas de esplendor. Me lo he pasado bien en Madrid después de los trámites. Ha estado bien.
Cuando enfilábamos Paco y yo la cuesta de la perdices, dejábamos atrás una tarde feliz en la capital, una noche tranquila de la que disfrutar después.

viernes, 20 de mayo de 2016

Yo empecé la conversación diciendo: "la vida es una mierda". Y esta frase molestó a mi interlocutor. Dice que yo no debería decirla. ¿Por qué? Se puede decir de todo en esta vida si no ofendes. No creo que sea una ofensa decir que la vida es una mierda. Y si lo es y así se siente, pues es una forma de desahogo.
Está haciendo un calor de mil demonios y hace una semana hacía frío. Estamos alcanzando los 30 grados aunque en la tele digan que son 27.
Hace en mayo lo que suele hacer en agosto. No sé que va a ser de nosotros.
Volviendo al tema de la vida que es una mierda. Yo no tengo la culpa de que la vida sea una mierda pero el que diga que su vida es maravillosa, miente como un bellaco. Yo lo expreso y me quedo a gusto mientras otros dicen que eso no debería decirse.
En la vida siempre hay problemas que te la fastidian y eso es igual para todos. Yo lo digo, lo expreso. No creo que la vida deba ser más que una mierda. Además, si se empieza así una conversación, no queda otra que ir alzando los contenidos de la misma o preguntar al que lo dice: ¿por qué? Hay muchas razones para decir que la vida es una mierda. Eso es lo malo.

martes, 10 de mayo de 2016

La gente de la que me rodeo es del montón. Luego, esta gente puede presumir de haber ido a un lado a otro, haber estado en unas cuantas fiestas, haber pasado momentos dichosos o de jolgorio. Pero a las 7 de la mañana, para esta gente suena el despertador (o incluso antes) y el ritmo de la vida (de su vida) les hace fichar en una oficina o en otro sitio peor.
Y es que la vida no da para más porque no todo el mundo puede ser rico ya que el dinero es un bien escaso. Desearlo mucho produce frustración, tenerlo en cantidades suficientes produce satisfacción.
Vivir la vida tal como la viven la gente que me rodea y yo mismo no tiene ningún misterio. A unos, que no han leído un libro en su vida, no les gusta, por lo tanto, la literatura, y se pasan los fines de semana de juerga en juerga. Otros pasamos los días con una tranquilidad absoluta, que es lo que conviene a nuestra enfermedad y leemos para entretenernos y saber un poco más. Eso es todo, amigos.
Si mi vida era muy simple, se va a simplificar más si cabe. Me he aficionado a leer un libro de la biblioteca por semana. Después de comer y echar siesta, escribo. Doy paseos con mi hermano y de vez en cuando, hacemos una excursión a donde podamos, a Aranjuez, a Villalba. En verano espero ir de vacaciones a algún lado.
Está visto que no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita. Yo podría romperme los cuernos por comer langosta pero sería una ridiculez por mi parte y por parte de la langosta.
Mi afición a escribir me llena bastante. Luchar contra la página en blanco me llena de animación interior y ojalá algo de lo que escribiera se pudiera publicar y lo leyera la gente. No pido más. Ni menos.
Los días se vierten como gotas sutiles de una lluvia mansa. Eso es todo. Pasan los días para el rico y para el pobre, para el feliz y el infeliz, para el potentado y para el fracasado. Solo un montón de días nos preceden la tumba que espera. Es así de simple. Como mi vida, como la de los que no deseamos mucho.
Hoy voy a ver a la psiquiatra. Cuando uno tiene un callo, va al podólogo; cuando uno tiene trastorno bipolar, va al psiquiatra. Eso no quiere decir que yo haga locuras. Yo soy una persona de las más normales que conozco. Bien. la última vez que la vi hablamos del "tú decides", esa asociación a la que yo iba que ayudaba a enfermos mentales. Ya no voy. Yo le expliqué a María, la psiquiatra que el "tú decides" antes era 80% asociación y 20% propaganda. Ahora esa asociación es 20% asociación (porque vamos cuatro gatos y siempre los mismos) y 80% propaganda. Es una manera de explicarlo. Antes, siempre había gente nueva y era divertido pero ahora siempre somos los mismos. Yo me he hartado de la gente que hay en la asociación, de los wasapps, de que siempre se estaba hablando de la enfermedad mental y de que las actividades eran muy pobres. Así que no he ido más por allí. A María, la psiquiatra, le interesa el tema y me pregunta mucho por la asociación. Yo solo sé decirle que me ha cansado pues llevo ya 10 años en ella y creo que está declinando. Ahora me dedico a hacer cosas yo solo y paso de que me organicen el tiempo libre.
No se puede pasar de una temperatura de 28 grados a otra de 14 de máxima sin sufrir algún percance. Yo he cogido un catarro importante. Creo que lo cogí en el pueblo, cuando estuve en el día de 1 de mayo, ahora día de la madre. Fuimos Paco y yo por la sierra a Las Navas, el pueblo de al lado. Nos recorrimos andando un total de unos 13 o 14 kilómetros por un paisaje precioso, todo verde y encharcado de las últimas lluvias. Yo no surfeo ni ando por las montañas pero cuando tengo ocasión, me echo a andar y ando bastante.
La vida por Majadahonda sigue siendo igual de sosa. El caso es pasar el rato, ya lo decíamos.Mi padre ha sufrido una infección al pulmón y tuvo que ir a urgencias. Ya está curado.
Mis padres darán que hacer estos últimos días de su vida pero por ahora se mantienen fuertes e independientes en lo que pueden. No hay que preocuparse y disfrutar el tiempo junto a ellos todo lo que se pueda. Mi madre es una gran conversadora y mi padre un gran contador de historias, es una memoria histórica viva.
En la vida no hay que buscar la felicidad, está ahí, a la vuelta, en la realidad que vemos todos los días. Hay que saberla ver y disfrutarla.