domingo, 10 de abril de 2016

La soledad es una experiencia límite como un fracaso, como una enfermedad. La soledad es una enfermedad en sí misma. Estar solo cuando perteneces a un grupo es una experiencia frustrante. Estar solo por las calles, en tu casa, no tener a nadie con quién hablar es penoso, lacerante, exasperante.
La soledad crea daños cardiovasculares graves. La soledad querida es buena pero la soledad obligada es asquerosa.
Otra cosa es no tener nada que hacer cuando uno tiene un espíritu creativo o no puede parar sin hacer nada. Ese es otro problema. A lo mejor hay horas que se extienden ante uno sin poder llenarlas de otra cosa que aburrimiento por una falta de planificación.
Una cosa es la soledad y la otra el aburrimiento pero a veces se dan la mano pues una lleva a la otra.
Es mejor la soledad que nos permite crear algo bonito como un cuadro o una novela que estar solo porque no queremos la compañía de nadie, nos negamos al otro o las circunstancias vitales nos han conducido a eso, a estar solos.

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