jueves, 3 de marzo de 2016

Dejaré de contar mis lecturas y mis películas vistas para ceñirme un poco a lo que siento. Desde el martes pasado, que fui a ponerme la inyección de todos los meses por mi enfermedad, va la enfermera y me regaña. Así como suena. Me compara con un viejo por levantarme a las once de la mañana y me dice que emplee mi vida en algo positivo. Que voy a echar a perder mi vida, que me apunte a una ong. Yo vine y luego di vueltas al tema y me sentí mal, la verdad. Me sentí como decía ella, la enfermera, me sentí viejo e inútil. Vi pasar las horas del día de esos días después de la regañina y me sentí muy mal por dentro. Hasta ahora, nadie me había echado un rapapolvo de tales dimensiones.
En fin, había pensado en acercarme a la iglesia, donde está Cáritas y hacerme voluntario pero luego pasaron los días y puse las palabras de la enfermera en cuarentena. ¿Quién es ella para decirme lo que tengo que hacer? Está bien advertirme sobre mi vida pero en el tono en que lo hizo y con esas maneras...A mí lo que me hace falta es tener una historia que contar. No tengo historia. Mi novela ha resultado fallida y no tengo nada en que ocuparme. Ayer me salió un cuento. Pero yo quiero escribir una novela. Mala o buena pero una novela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario