lunes, 18 de enero de 2016

El azul del cielo no tiene fin. Las maravillas del mundo tampoco lo tienen. Hay personas que vigilan a personas y lo hacen porque ellas mismas son medio personas. La estupidez no tiene fin, como el cielo azul de esta mañana.
Bueno, voy a poner un poco de rigor en lo que digo y diré que los delfines de los mares del sur viven una vida alegre hasta ahora, en que no han sido ultrajados sus mares. Hay un mar de plástico vagando en los océanos pero los delfines aún son felices.
Lo malo son aquellas personas que no piensan en sí mismas sino en el de al lado. Esas personas son dignas de todo el aborrecimiento que la vesícula pueda segregar. Dejad a las personas en paz, que hagan su vida y puedan ser felices como los delfines de los mares del sur. No es tan difícil. Lo único que hay que hacer es ponerse a lavar las propias bragas y a limpiar los mocos a ese chiquillo que viene pidiendo pan. Eso es todo. No creo que sea tan difícil. Sin embargo, es más fácil estar pendiente del vecino y joderle la existencia, ¿a que sí?

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