sábado, 5 de septiembre de 2015

Siempre encuentra uno gente que es reacia a tu persona. Cuando yo era profesor siempre había algunos alumnos que cuchicheaban entre ellos sobre mi modo de dar las clases. En la vida no siempre está uno aupado por la opinión de los demás sino al revés, cuestionado por lo que haces que a los demás no les gusta y eso que no eres un delincuente o un pedigüeño pesado o cualquier otra cosa que estorbe la amistad o el cariño o el reconocimiento.
Esto se debe a que todos nosotros tomamos decisiones que gustan o no. Habrá gente derrochadora en una familia de ahorradores y eso no casa bien y se le mirará a ese que es alegre con el dinero de manera suspicaz y crítica.
Habrá otros que no quieren más que fiestas en un grupo de amigos que no está para ellas sino que es recogido o estudioso y tanta fiesta cansa y entonces ese sujeto fiestero es mirado de mala manera.
Yo, cuando era profesor, me ajustaba a un ritmo de dar clases y habría alumnos a los que les venía bien ese ritmo y a otros no, eso ya no era cuestión mía. Yo creía que hacía lo que debía y punto.
Haz lo que debas porque esta sociedad es a modo de imposición.

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