martes, 29 de septiembre de 2015

Leyendo ayer la vida de un poeta, me di cuenta de que debemos ser coherentes con nuestros proyectos y forma de pensar, no dejarnos llevar por modas generacionales que no conducen a nada. Uno, en la vida, sobre todo, ha de ser auténtico, no parecerse a nadie. Y aunque intentemos parecernos a alguien, no lo conseguiremos pues siempre seremos únicos, con nuestras virtudes y nuestros defectos.
Y hay que dejar hecha una obra antes de morirnos, hay que dejar una huella, aún no sé por qué, pero hay que dejarla.
Ese poeta se exilió de España y se fue a vivir a México y trataba en sus poemas temas trascendentales del hombre. Tituló su obra entera "La realidad y el deseo" y es que ese poeta vivió siempre desenado llegar a experimentar una realidad que nunca pudo experimentar. Y tampoco pudo dar cauce a sus deseos. Ese poeta se llamaba Luis Cernuda y es un gran poeta que excede la adscripción a la nómina de la generación del 27. Es un poeta único, original, auténtico.
 

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