jueves, 27 de agosto de 2015

"Estoy de mal temple". Esta expresión se usa en mi entorno familiar para decir que estás de mal humor. "Mal templado está el laúd", dicen en "La Celestina" los criados cuando ven a Calisto sufrir mal de amores. El temple de una cosa o de un alma es esencial para que funcione bien. Otra cosa es aburrirse o que se le hagan a uno muy largas las horas. Este fin de verano es como siempre, preparándonos para el otoño, para volver a la normalidad de horas compuestas y tranquilas. Luego llegará el ajuste de horas y a las 6 será de noche.
El mal temple se soluciona con el tiempo, solo con el tiempo que pasa y nos pone de otro humor más templado y suave con que las cuerdas del ánimo puedan tocar mejor.
En fin, todos podemos caer en el "mal temple" aunque alguno presuma de tener muy firme el carácter. La tristeza se reparte muy bien en este mundo y todos reímos y lloramos por turnos, hasta el más pintado. La vida nos pone en su lugar muy a menudo y nos hace catar lo serio que tiene ella reservado para cualquiera.
Las chulerías acaban donde empieza el ser humano.

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