jueves, 11 de junio de 2015

Chaparrones discontinuos tenemos. No sabemos cuándo va a caer la próxima vez el bendito líquido. Pero no se puede decir que este es mal tiempo. Los árboles, las hierbas y las flores esperaban este momento en mayo. Por mí, se podía tirar lloviendo todo el mes de julio y yo tan contento. Un julio lluvioso, un julio jubiloso. Chaparrones que calmen la sed del campo y limpien esa contaminación que no deja respirar. Pero todo tiene su contrapartida: hay que llevar paraguas, hay que tener cuidado con los charcos, los resbalones y las caídas de agua de los tejados. Pero a mí me da igual. Es que llevaba todo el año sin caer una gota seguida. Por aquí se formaban nubes y nubes y luego no llovía. Eso pone nervioso a cualquiera. Que llueva, que llueva, que la virgen ya no espera. Que llueva a chaparrón, que llueva mogollón, que llueva para todos y que nos mojemos todos con el agua bendita del cielo. es una novedad, la lluvia, que  a mí no me incomoda. Al que le incomode, que se joda.

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