martes, 5 de mayo de 2015

Encontrar la salida de este gris laberinto. Es gris laberinto por muchas razones. A veces la cabeza no nos gobierna sino que nos lleva por andurriales inmundos. A veces los deseos no se cumplen y, como decía Freud, estos incumplimientos nos sumen en neurosis que acaban con la paz de la vida. Otro sabio del XVI español dijo que había que encontrar una escondida senda. Todos debemos tener un escape, una escondida senda por donde meternos cuando todo amenaza tormenta. Laberinto, senda, camino, como los caminos de Machado, quizás una torre de marfil desde donde se vea todo muy lejano. El laberinto gris hay que dejarlo de lado como sea, internándose en él como las chicas Almodóvar pero sin pasión ni pecado ni locura ni incesto. Hay que ser puros para irse manchando de la mierda de la vida. O hay que ser ya un ser impregnado de mierda para que la mierda de la vida no haga mella. En fin, la vida es muy compleja y el que la quiera hacer fácil, tendrá que despreocuparse de ella, de los grisáceos tintes que adopta algunas veces. La vida siempre digo que es triste para el que la dé muchas vueltas. El que tenga en la cabeza la sola idea de ir sobreviviendo, de pasar el día, es un afortunado.
La vida nos sorprende y nosotros mismos también.

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