sábado, 17 de enero de 2015

Quizás todo lo que yo pretendo sea una quimera ilusoria, como todas las quimeras. No soy yo un quijote que vea gigantes donde hay molinos. Mi imaginación es muy pobre y así lo atestigua la pobreza de mis invenciones. No hablo yo de piratas, de zombis, de amantes sibilinos, de romanos gladiadores ni de catedrales que se construyen sino de una monja y de una prostituta. Ya ves, menuda ruina de personajes. Así no se va a ningún sitio más o menos literario. Espero que con los personajes que voy creando suba un poco el nivel social de mi novela para dar un ejemplo de conducta al lector que dirá, si ha leído mis novelas anteriores: este escritor se fija en lo peorcito de la sociedad.
Bueno. Yo no seré como el quijote que iba figurándose la vida según le convenía, de acuerdo con las novelas de caballerías que leyó. Yo leí a Madame Bovary con devoción y no veo más que mujeres perdidas por el mundo. Qué se le va a hacer. El que no sabe, tiene que aprender y yo estoy intentando dar en el clavo pero doy en la herradura, un perdón.

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