jueves, 18 de diciembre de 2014

La hipocresía, esa palabra que todo el mundo desconoce su significado, pero que todo el mundo se la sabe, campa a sus anchas por estos mundos de Dios. El que se la pasa todo el tiempo tirado en la cama le dice al otro que no hace nada y que él hace y deshace. El gordo vendedor de carne te pide que cuides de tu espíritu. Todo el mundo oculta cosas que están a la vista, cuenta mentiras para crearse una máscara y que no le confundan con quien de verdad es. La hipocresía oculta la verdad. A mi me gusta decir la verdad, pero voy viendo que si vas con la verdad por delante, la gente, por lo general falsa, te echará en cara ser lo que eres y claro, opto por el silencio, un silencio sepulcral, yo no hablo que luego todo se sabe. Así que en el gran teatro del mundo todos somos actores, todos somos artífices de nuestras mascaradas, todos nos montamos nuestro chiringuito y nos metemos dentro por si las moscas. Espero que llegue el día en que nos dejemos de gilipolleces y llamemos al pan pan y al vino vino.

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