viernes, 12 de diciembre de 2014

En política hay pocas cosas buenas porque la política tiende al poder. A mí no me gusta el poder. En política todo el mundo tiende a mangonear al prójimo. A mí me ha mangoneado mi padre y miembros de mi familia y basta. Yo me considero apolítico. Voto siempre de castigo al poder, voto a los que no están en el poder. El poder es asqueroso porque crea una clientela. El que crea que todo es política desde que te levantas hasta que te acuestas está loco o no le quiere ni su madre. Los griegos decían que el hombre es un ser político pero en la polis, palabra de la que viene política, ser político tenía una dimensión enorme que no la tiene ahora la puta política. Los políticos hacen con el poder lo que quieren y las buenas intenciones son antes de las elecciones, no después. La puta política es negociar tus asuntos y los míos de manera arbitraria y sin ninguna idea de solidaridad ni nada. En la puta política o eres de unos o eres de otros y no hay alianza posible, nadie se pone de acuerdo. Es como si el padre de familia quiere albóndigas y el hijo quiere filetes rusos y no hay manera de ponerlos de acuerdo. En la vida diaria no hay política ni políticos, hay unos seres humanos que necesitan cosas y pueden dar cosas a cambio. En la puta política no hay más que un egoísmo ciego por el poder y por el poder se miente, se roba y se mata. No creo en la política ni en los que dicen que la política lo es todo. Los que dicen eso deben ir al psicólogo o algo así. Si crees en la política, hazte político y déjanos en paz

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