martes, 23 de diciembre de 2014

Ayer vi "El concierto". Un peliculón, como se dice coloquialmente. Es una orquesta que se reúne improvisadamente para una ocasión muy especial. El protagonista es Tchaikovsky y los músicos y el director de orquesta. Todo el que se expresa ante un público, expresa también un miedo. El miedo en la película se ve repetidas veces. Quizás sea miedo a fracasar, a hacerlo mal. Yo he tenido miedo ante unos alumnos porque ya no podía explicar las lecciones, he recibido el abucheo muchas veces por parte de ese "público", lo he pasado mal, he estado a punto de tirar la toalla muchas veces, he renegado de mí mismo pero he cogido el tren todas las mañanas hasta que no he podido más. Por orgullo. Por el sueldo. Por mi vida. Por vocación. No lo sé. El caso es que me he levantado cada mañana y he dado mi lección, de lo único que puedo estar orgulloso en esta vida. Ahora ya nada es igual pero hay que seguir por otros caminos y ayudar a quien pueda y que me ayuden si lo necesito.
El camino cansa pero hay motivo para andarlo.

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