martes, 11 de noviembre de 2014

Tengo que hacer algo para que los días, alimentados por las horas, no sean tan iguales y se me pasen tan pronto que me dé susto ver que otra vez es domingo.
Yo creo que la manera de sujetar esas horas que pasan como en un vuelo es hacer algo con ellas, retenerlas escribiendo o leyendo para que no pasen tan insulsas. De todos modos, suele ser un lugar común que si las horas pasan deprisa es que eres feliz. Yo no soy tan feliz, la verdad. No me considero un tipo que pase las horas rodeado de gente muy agradable, que haga una vida social que haga que esté de aquí para allá en acontecimientos que me tengan entretenidísimo, que haga cosas extraordinarias que se me pasen en un vuelo. Yo recuerdo las clases que daba de profesor: se me hacían eternas algunas de ellas y la preparación de las mismas, por ello, los días se me hacían largos. Ahora miro el minutero y ¡Dios!, ya son las siete menos cuarto y no he hecho nada. espero marcarme una rutina para frenar el paso de las horas tan fugaz que me da miedo.

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