viernes, 28 de noviembre de 2014

Mis obsesiones de estos días han sido cómo pasar el tiempo. Así de simple pero así de duro. No sé cómo pasar el tiempo. Podría pasarlo tumbado sin hacer nada o viendo la televisión pero no puedo. No puedo dejar de hacer nada. Debo plantearme en cada momento qué es lo que voy a hacer para evitar no hacer nada. Decía Demócrito que sólo los tontos no sabían lo que era la alegría. Pues yo debo ser tonto de capirote pues nunca estoy a gusto con lo que hago y lo que hago no lo valoro y así, mi autoestima está por los suelos pues por mucho que haga nada de lo que hago me parece valioso.
Y creo que cada vez será peor. Con los años la dificultad de hacer cosas valiosas para mí será mayor, cada vez estaré para menos y seré más desdichado por no poder hacer cosas que me parezcan útiles o valiosas.
Debo tener un síndrome de algo muy raro en el que uno no está a gusto consigo mismo porque no logra hacer cosas que le satisfagan. A lo mejor tiene que ver con la idea de megalomanía o algo así. En fin, yo haré lo que pueda para sentirme bien. Hay tanta gente rara en el mundo como gente hay en el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario