lunes, 6 de octubre de 2014

Los novelistas aspiran a la fama. Así Gustave Flaubert que quiso hacer con su novela "Madame Bovary" un paradigma de las novelas, la novela perfecta y así Tolstoi y así Dostovieski y tantos otros que les han sucedido. Ahora los novelistas no sé muy bien por qué escriben pero yo sí sé para qué escribo: para entretener mi tiempo. A lo mejor el novelista escribe para sacar unos demonios o unas ideas que no lo dejan parar. Escribe por no llorar a moco tendido. Escribe para denunciar este mundo que le oprime, escribe con la idea de dejar flotando en el tiempo una sinrazón que se debatía en su alma.
Yo escribo porque me he quedado sin oficio y he de buscar otro, otro que me ocupe las horas, otro que me haga valorar lo que yo pienso, lo que yo hago en el día. Es como el ama de casa: no puede ver el suelo sucio y los cacharros sin fregar. Así el escritor: quiere poner un poco de orden en su mundo y lo hace en unas cuartillas en la soledad de su inspiración. Ten un oficio. Aunque sea el más vilipendiado. Te salvará del caos del mundo.

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