viernes, 19 de septiembre de 2014

Me cansa escribir. No le veo el sentido. Nadie lee. A los alumnos a los que yo daba clase, les decía si podrían imaginarse un mundo en el que no hubiera ni que leer ni que escribir. Quizás ese mundo no existirá nunca ya que esas funciones son tan necesarias como hablar y no dejaremos de hablar y hay gente que habla de más, que también está muy mal. Pero no tengo ganas de escribir. Nadie se fija en lo que escribo. Bueno, sí, la mujer de un primo del pueblo sí se fija pero no me vale. Me aburre escribir cosas que no trascienden nada mi vida. A mí me gustaría escribir una novela y estar entretenido ficcionando pero no puedo por las circunstancias actuales. Han llegado las lluvias, todo pasa, pasaremos nosotros, todo es una decadencia triste que se nos avecina con la edad y con el tiempo. Todas nuestras ilusiones mueren más tarde o más temprano. Somos una gota que cae en una tormenta y va al agua que corre quizás al mar, quizás a una alcantarilla. Fin por fin.

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