sábado, 23 de agosto de 2014

Todos tenemos algún vicio, nadie se libra. Unos vicios quedan más a la vista que otros pero todos tenemos vicios, hasta las monjitas y ese señor tan serio y tan viejo que nos mira por encima del hombro con aires de superioridad. Mis vicios podrían ser el fumar, que es un vicio físico pero que repercute en el espíritu, y el criticar. Yo critico mucho a los demás hasta el punto de cogerlos manía. A veces está un poco justificado este acto de criticar por mi parte pues los demás hacen cosas criticables pero otras veces yo critico por criticar. Soy un gruñón, una persona que no está a gusto en el mundo en que vive y lo dice y lo critica abiertamente. Si eso me hace hostil y antipático lo siento pero soy así. Elijo este blog que supongo verá poca gente para criticar y así no lo hago del todo público sino que es como un alivio a mi carácter criticón. Otra cosa que hay que contemplar es que yo no critico sin razones: las razones están hay, lo que pasa es que pueden estar un poco exageradas o facilonas por mi manía de criticar. Pero si alguien hace algo que salta a a la vista que es una mala conducta, yo enseguida me fijaré y la criticaré pero con datos y tratando de no ofender, pues aunque yo sea criticón, también trato de ser correcto con los demás, desarrollando el tema crítico con toda la delicadeza que puedo y si alguna vez he sido grosero, no creo que les pille de nuevas a ese criticado la crítica que le hago pues ya se lo habrán dicho otros antes. Los vicios saltan a la vista y duelen a los ojos que los mira.

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