sábado, 23 de agosto de 2014

Fumo demasiado. Esta noche me he tocado la garganta porque he tosido mucho y la tenía ardiendo. Es una pena que sea tan difícil dejar de fumar, fumar es muy adictivo. Uno quiere dejarlo pero el cigarrillo se impone de forma rigurosa todas las mañanas. Hoy, sin embargo, me he levantado muy preocupado y no voy a fumar hasta las doce del mediodía. Tengo que barrer, fregar cacharros, fregar los suelos de cocina y baño, etc. Me mantendré ocupado hasta las doce, es lo único que puedo hacer pues dejar de fumar no puedo; al menos lo prorrogo un poco. Son pequeños gestos que si se cumplen parece que dominas algo el vicio, te quitan un poco de dependencia o carga que te produce la adicción. A mí una psicóloga me dijo que era importante retrasar el momento del primer cigarrillo, parece ser que luego se fuma menos pero de eso no estoy seguro. Escribiré un rato para que pase el tiempo y luego me dedicaré a esos asuntos engorrosos de la casa y por fin me fumaré el primer cigarrillo del día bien tarde, ya parece que lo estoy deseando, así no funciona nada bien esto de retrasar el cigarrillo si se desea tanto pero bueno. En fin. Contra el deseo del vicio, abstención.

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