domingo, 6 de julio de 2014

Parece mentira que cuando pones a prueba a gante que crees auténtica y con valores, que se dice tu propia amiga, esta gente se desmorona moralmente y acaba dándote la razón de que la gente vale muy poco. Ayer, esa chica o chico que parecía tan amable, hoy se comporta como un verdadero azacán, sin más luces que las del día. Parece mentira qué desilusiones hay que llevarse en esta vida con la gente que parece respetuosa y formal: luego son como bárbaros sin ninguna consideración.
Yo procuro ser siempre moderado, ni vanagloriarme mucho y no humillarme tampoco. Tiempo atrás conocí gente que llevaba un espejito en el pecho y se iba mirando continuamente en él y dándole besos como condenados. Poco se podía esperar de ellos. Eran gentuza. Y así me fue. Luego, me dolió ver más en otras personas que no eran como esa gentuza sino que eran sencillos y amables pero un día se mostraban pobres de espíritu y de corazón; unos porque lo son y otros porque lo dejan ver.

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