jueves, 10 de julio de 2014

En el verano todos hacemos cosas raras o nos pasan cosas raras. Es así. Viajamos, cogemos vacaciones y nos sobra tiempo, acometemos tareas que no hemos acometido en todo el invierno, bailamos, saltamos, hacemos deportes que no hacemos en todo el año, nos bañamos en piscinas y en el mar y comemos ensaladilla.
Yo, en verano, me suelo poner nervioso.
Son tantas horas de luz solares que no sé muy bien cómo abarcarlas.
No tengo esa rutina invernal de hacer cosas.
No tengo un horario fijo.
No me entretengo con nada.
Y acabo con una bajada de dopamina muy grave que me tiene contra las cuerdas.
Es así. El verano se supone que es para salir con los amigos, pasarlo bien pero mi vida es triste en verano. Será porque mis amigos son de lo peor, mi novia se acuesta a la hora de las gallinas, etc.
En verano, mierda en la mano.

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