martes, 29 de julio de 2014

Parece banal todo lo que cuento. No son grandes manifestaciones sobre conflictos internacionales o grandes verdades sobre el mundo en el que vivimos. Todo eso que sabemos por las noticias y tiene gran repercusión como la guerra palestino israelí u otros acontecimientos que soliviantan a las masas. Yo no me solivianto por esas cuestiones y no sé si debería hacerlo. Son muertes, injusticias, guerras crueles e injustas. Desde luego, los israelitas no pararán hasta destruir unos túneles hechos por los palestinos y durante ese proceso morirán muchos palestinos. Los israelitas son muy crueles. No hay más que decir.
Yo hablo más de cosas que me afectan en el roce con la gente que tengo a mi alrededor. Yo manifiesto mis circunstancias más cercanas, esas que las puede sufrir cualquiera, aparte de que se manifieste en contra de una postura política u otra. 
La vida nos la hacen otros algunas veces y hay que reflexionar por qué.
Quizás me haya metido con personas a las que realmente quiero olvidar, no criticar, pero ello ha sido debido a que antes estas personas, por su conducta errónea, me han zaherido a mí. Si he causado molestias, ruego me perdonen aunque he sido moderado en la crítica. He estado confuso unos días en que todo lo consideraba negativo y feo.
Larra atacó todos los vicios nacionales españoles sin dar ni un nombre. La situación de ignorancia, precipitación en hacer las cosas y la baja moral de los españoles de su tiempo están reflejados en sus artículos. Ya sabemos cómo acabó Larra. Pudo influir en su espíritu esta España que no le gustaba además de sus problemas personales. Lo que se ve mal, es justo criticarlo razonadamente sin llegar al odio. La crítica parece que alivia, que descarga primeramente el corazón del que sufre una injusticia o un desmán ajeno. Sin que nos llegue a afectar en nuestra vida hasta hacerla irrespirable es lógico desahogarnos sin ser muy duros en el análisis pero si algo nos duele hay que darle expresión a esa dolencia.

lunes, 28 de julio de 2014

El otro día leí en un libro: "limítate para ser feliz". ¿Acaso no se es feliz tumbado en la bañera, que ya es un gasto, en las horas de calor nocturnas o diurnas, con una cerveza y un cigarrito, limitado a los estrictos límites de tu propio cuarto de baño? ¿Por qué gastar lo que no tienes, esa flaqueza que te hace infeliz porque luego nunca tienes dinero, en Latinas y otros engendros carísimos que engendra Madrid o una playa en la que todo cuesta a millón? Por eso hay que limitarse, limitarse a lo que uno dispone. Y no somos ricos.
Yo comprendo a mentes que se sienten limitadas, que se sienten atrapadas en su triste realidad, que viven sufriendo, que quieren ser como Leonardo di Caprio, Alejandro Lecquio u otro famoso que tira de chequera en cuanto llega a puerto pero no caen del burro en que van montados como pobres curritos que son. Limítate para que todo te llegue adonde te tiene que llegar, limítate para que seas más libre porque solo los que pueden se expanden, limítate porque a lo mejor un día son otras circunstancias las que te limitarán y no tu voluntad.
Una conducta aviesa o inmoral de unas personas hacia otras personas produce confusión mental no solo en quien se vea afectado por la incorrección de la conducta sino también de quien tenga noticia de la conducta en cuestión, de quien la presencie o de quien la consienta porque no tenga otro remedio.
Tenemos que tener mucho cuidado de cómo nos comportamos con los demás no sea que se destape la caja de los truenos y ese trato despectivo, ese desahogo inmoral de nuestro comportamiento al final acabe afectándonos a nosotros mismos.
Si hacemos luz de gas a una persona, ¿cómo reaccionará esa persona al cabo del tiempo? Sin duda alguna, con desprecio u odio hacia la persona que le ha estado arrinconando de mala manera.
Si preguntamos e incordiamos constantemente a una persona que nos nos ha dado nuestra plena confianza para que preguntemos tanto de su vida, ¿cómo reaccionará? Cortando el grifo de esa amistad incómoda. Y así todo. O vamos con tacto y cuidado con las personas o esas personas reaccionan algún día y nos nos vuelven a hablar o algo peor.
Mi mente funciona mal. No tengo ciertas sustancias en ella u otras las tengo revueltas o algo así. De todos modos, se sabe muy poco sobre mi enfermedad. Solo se trata con paliativos (pastillas) y no se cura en toda la vida. Es una enfermedad crónica.
Lo que le pasa a la mente repercute en el sentimiento y viceversa. Yo lo que noto es que soy impresionable. Lo que a una persona normal no le cuesta más que decir, "es una persona rara" y se olvida de ella, a mí me cuesta una obsesión y una preocupación y un darle demasiadas vueltas a las cosas.
Yo no quiero que se me trate de manera diferente por ser enfermo; de hecho, parece que no se tiene en cuenta mi enfermedad para nada entre la gente con la que me rodeo pero yo sí sufro las consecuencias de conductas erróneas de la gente que me rodea. Pero a ver si consigo aprender que cuando me desprecien, hacer caso omiso; cuando me harten a cotilleos, saber decir que no quiero saber nada de ellos; que cuando observe conductas inmorales, saber olvidarlas; cuando quieran discutir, que discutan con la pared, etc. Mi madre está enferma y se ha tirado tres meses en el hospital. Eso sí me ha afectado al sentimiento y a mi vida. Lo de otros que se creen no sé qué u otros que no se dan cuenta de su error, ya no me afectarán porque voy a darles al olvido y sanseacabó. Es lo que merece mi mente enferma, olvidar a los que me causen problemas mentales. 

sábado, 26 de julio de 2014

Somos esclavos de lo que hacemos, claro está, pero podemos analizar lo que hacemos y si no es bueno, mandarlo al carajo. Para eso hay que poner la vista en nuestro pasado más reciente o más lejano y ver qué hay de bueno en lo que conocemos o hemos conocido. Si nada de este pasado es bueno, ¿para qué seguir cometiendo errores? Para darse cuenta de estos errores es buena la soledad: una semanita de no ver a nadie que te confunda en tu análisis, una semanita sin oír estruendos, sin oír estupideces, sin ver cosas desagradables, aburriéndote en tu casa como una ostra pero una ostra feliz que ve más allá de los colorines que te ofrece la gente, que deja de oír chapuzas verbales insidiosas, que deja de sentir el desprecio de la gente que además es despreciable. Si una persona despreciable encima te desprecia a ti, ¿entonces? Es un desprecio doble. Es mejor estar en casita, tranquilamente, haciendo una paella o barriendo el suelo y sanseacabó.
Ayer noche, yo decidí no salir y estuve charlando con Paco de cosas nuestras. Fue muy productivo pues salieron a relucir temas variados que nos afectan. Uno de los temas fue la asociación. Una asociación a la que se acude libremente sin pagar cuotas pero que últimamente no ofrecía muchas actividades y era un tanto aburrida o incluso pesada por algunos que iban a hacer la cabra allí.
Lo analizamos todo y concluimos que a veces es mejor estar en casa tranquilamente que rodeados de modorros o de gente inculta que no ha leído en su vida un libro.
Dice Paco que a él, la asociación le sirvió de mucho en sus primeros tiempos pero yo le decía que de qué le ha servido en estos últimos tiempos en que todo era mecánico y tedioso.
La verdad es que no me contestó pero se veía que él sí tiene todavía fe en esa asociación y seguirá yendo.
Yo iré más adelante y si me aburro me largaré con viento fresco. 
Tengo la tarea por delante de hacer una paella, que no es poca cosa. Primero, hay que poner a cocer los mejillones, pelar langostinos y gambas, trocear pescado, hacer el sofrito con tomate y pimiento y en fin, ponerse a la tarea. Me da mucha pereza ponerme a hacerlo y estaría mejor rajando con los amigos pero no.
Los árboles ya amarillean porque han soportado mucho calor. Se van cayendo ya muchas hojas. Estamos a últimos de julio. Yo duermo bien por las noches. No estoy muy nervioso aunque podría estarlo. He olvidado muchas situaciones malas del año pasado por estas fechas porque a nadie le apetece presenciar desgracias familiares ajenas; tampoco le apetece presenciar las propias, que también las hay. En fin, me voy librando de males que yo nunca provoqué y me he tenido que tragar por hacer favores y no me han gustado ni un pelo. Por lo tanto, si me libro de males, mejor estaré y haré la paella como Dios manda, sin interrupciones mentales insidiosas.
Que un hijo pierda el respeto a sus padres, que un padre pegue a su hijo y tú lo presencies, que un familiar te desprecie o busque la discusión contigo constantemente, que otro familiar tenga una relación absurda con el dinero y siempre ande a la cuarta pregunta, que tus mayores sean unos mandones y te hayan tratado siempre como a un inferior que nunca tenía la razón, creándote un complejo de inferioridad, que los amigos abusen de ti hasta que te sientes un tanto humillado, que otros amigos no te hagan caso, que te pidan dinero, que cargues con sus problemas... Todo esto que estoy escribiendo crea malestar emocional en la persona hasta dejarla un poco baldada. Porque la gente, me he dado cuenta, no es normal. Se comporta de una manera extravagante cuando yo procuro ser correcto con la gente y no me sirve para nada pero tampoco puedo ir en contra de mi modo de ser y poner difícil la vida a nadie como ellos la ponen. Porque eso es lo que son los que se comportan así: unos tropiezos en la vida.
A mí, lo que no comprendo, me causa una obsesión que me puede durar una semana dando vueltas al asunto hasta que llego a una conclusión. A veces no llego a ninguna conclusión y tengo que aceptar lo incomprensible y la obsesión perdura pero de forma más leve. Yo he tenido obsesiones creadas por una situación aberrante que de tanto moverse y removerse en mi cabeza daban lugar a pensamientos monstruos que no me dejaban en paz y alteraban la relación con personas de mi alrededor. Escribiendo esa obsesión, tratando de racionalizarla, tratando de olvidarla si no se podía hacer otra cosa, se me iba quitando de la cabeza aunque a veces la sinrazón del hecho que causaba ese pensamiento repetitivo perdura en la realidad y yo tenía que rozarme todavía con él. Si yo contara qué hechos me han producido ciertas obsesiones sacaría los colores de vergüenza a más de un conocido pues son hechos execrables y condenables que no tiene una base lógica en los comportamientos humanos y a mí me desestabilizan la cabeza. La gente debería comportarse legalmente pero no lo hace y causa sinrazón y malestar mental en los demás. La gente debería ser más normal, creo yo, para no causar estos males y pensamientos obsesivos.
Estos días he vivido situaciones tensas en mi casa a causa de la enfermedad de mi madre. Estas situaciones han derivado en un espíritu demasiado crítico por mi parte hacia la gente. No quería yo ver a nadie ni perder el tiempo con nadie. He despotricado contra la gente a la que veía habitualmente y todos me parecían muy llenos de defectos y he llegado a pensar que todos abusaban de mi confianza. Pero no todas estas elucubraciones que he hecho son falsas. Es verdad que algunos amigos de los que yo frecuentaba han abusado de mi confianza. he tenido que aguantar bastantes desprecios de otros o no me han hecho el caso que yo merecía. Me he sentido mal con mis amigos y los he dejado de ver por un par de semanas. Estas dos semanas me han valido para replantearme mi relación con ellos mientras yo estaba pensativo y crítico en mi casa, analizando comportamientos de estos amigos que me parecían odiosos. Ya parece que me he serenado pero mi relación con ellos va a ser de otra manera, con menos concesiones por mi parte, sin dar pie a que abusen de mí o me traten como si no fuera yo su amigo. En cuanto vea estas actitudes, me abriré y me vendré a casa.

viernes, 25 de julio de 2014

Si tus amigos no te hacen caso o se aprovechan de ti, ¿qué hacer? Estar solo es la respuesta pues es mejor estar solo que mal acompañado. Entre amigos no debe haber la menor sombra de duda ni de sospecha y habiéndola es mejor hacer borrón y cuenta nueva. Mendigos de lo ajeno que se juntan para pedir, mentirosos del corazón que no quieren más que a su propia persona y a los amigos para que los adulen, afectuosos de la mentira y del asombro que no hacen más que incordiar, unos días queriéndote mucho y otros nada. Que los den por culo a todos.
Me voy a ir por unas cervezas mahou muy ricas de los chinos y me las voy a beber a salud de estos indigentes de la amistad que voy a abandonar de una vez por todas. ¡Alto! Quizás esté equivocado y mis amigos son una bendición de Dios que me ha mandado el arcángel Gabriel. Que los den por culo a todos, no quiero bendiciones malditas llenas del infecto virus de la falacia.

martes, 22 de julio de 2014

Ya todo está en calma. La mente reposa. Los nervios se aflojan. He estado toda la tarde tumbaqueado por la casa a excepción de una visita a mi madre. La he visto bien, mejor que todos estos días de atrás y la visión de su semblante sereno y tranquilo me ha dado muchos ánimos para seguir la vida y resarcirme de la tensión pasada.
Esta semana de atrás lo he pasado mal pues he visto cosas en mi casa que no me han gustado nada. Pero todo parece recomponerse como un puzzle que ha estado en manos de un inútil o un niño pequeño.
La gente preguntaba sobre mi madre y yo callaba. ¿Yo qué sé de ti, imbécil?, preguntaba yo en mi mente a esa o a ese que preguntaba tanto. ¿Te he preguntado yo alguna vez por tu vida o tú me la has querido contar? ¿Con qué derecho preguntas tanto tú que tanto ocultas, fariseo? Idos a la mierda los que preguntáis tanto y no decís ni mu de lo vuestro. Ya sé que es una muestra de interés por mi madre pero hay algunos/as que me ponen enfermo, la verdad.
La vida no nos lleva por donde nosotros querríamos, y aún así, nosotros vamos más o menos hechos polvo, cuando nos levantamos por la mañana detestando nuestra suerte porque ayer no nos reímos ni tan siquiera ese tanto para mantener la ilusión de estar entre los beatos de este mundo.
No nos reímos, no nos lo pasamos en grande mientras hay otros que lo pasan genial porque no se preocupan de nada humano, solo se dedican a disfrutar de sí mismos y de lo que les rodea sin importarles nada quién sufre a su alrededor. Esos sí que ríen la risa de los inconscientes, la risa de loe egoístas que solo piensan en dar gusto al cuerpo, en pasarlo bien.
Ojalá haya una justicia más allá de esta maldita tierra que diga: tú, que te has olvidado de los demás pagarás ese olvido y tú que has sufrido con los demás compartiendo penas tendrás una recompensa.
Pero no creo que exista eso.
Al que sufre le clavan clavos; al que no, vive la vida. 

viernes, 18 de julio de 2014

Yo debo a mis padres el cuidado que ellos me dieron a mí, que fue bastante para que yo haya desarrollado mi vida a pesar de mi enfermedad. Mis padres han sido los que se han desvelado cuando mi hermano y yo estábamos enfermos dedicando tiempo y esfuerzos para que nos curáramos. Al mismo tiempo, ellos han tenido la habilidad de no dejarse llevar por la pena nuestra (de mi hermano y mía) y nos han obligado a buscarnos la vida mejor que algunos zánganos que no han tenido mi enfermedad o la desprecian. Hay gente que vive la vida, jode, come, bebe y no se acuerda de que hay un futuro delante de ella que le va a pedir explicaciones al paso del tiempo.
Ahora yo tengo que devolver esos cuidados a mis padres en justa correspondencia porque nadie ha comprendido mi enfermedad mejor que ellos cuando yo babeaba por las calles o alucinaba en mi habitación.
Mater et pater magister vita sunt.
Estos días de atrás he vivido en un caos y una zozobra grande. Mi madre, el martes, estuvo muy mal y mi padre estaba peor. Mi padre quería llevarla de nuevo al hospital. Menos mal que mi madre se puso un poco mejor. Ver a mi padre todo el día enfurecido y nervioso y a mi madre doliente y llorando ha sido una experiencia asquerosa de vivir. Cada día me levanto y voy a la casa de mis padres. Entonces mi padre va a los recados y yo ya me puedo ir a la compra y a cocinar para mi hermano y para mí. Luego vuelvo por las tardes porque mi padre a lo mejor también necesita tiempo para algunos asuntos. Después me junto con unos amigos un poco raros y se me pasan dos o tres horas hasta que me acuesto a las tantas por el calor. Además, he discutido con mi novia. Este calor maldito me ha hecho polvo porque ha alterado mi cotidianidad de modo brusco y caótico de modo que lo he pasado mal.
Cuando el sol aprieta, toca teta.
Yo no valgo pa la lucha
ni tampoco pa la guerra
solo valgo pa vivir
metido en una pecera.
En la pecera doy saltos, canto bailo y soy idiota
y no me entero de nada
que digan hoy los periódicos.
En la pecera nadamos siempre en el mismo sentido,
sin saludarnos los peces
que estamos dentro metidos.
Todos los peces reunidos
damos vueltas y más vueltas
sin encontrar solución
al tema de la pecera.
Mi madre nació antes de la guerra
y también mi padre.
Después de la guerra eran mozos que bebían el café oscuro de los cuarteles desolados llenos de moros.
Mis padres miraban carteles de Franco y sus secuaces
y cantaban el cara el sol de frente a la escuela.
Murió Franco de viejo, llegó la democracia.
Mis padres tenían una paciencia hecha de años de escasez y de trabajos.
Nacimos dos gemelos de mi madre y mi madre nos curó de la locura, de la madurez y nos asesoró sobre la vida. También mi padre, pero menos.
Todos tuvimos algo que hacer cuando fuimos mayores gracias a Dios y a nuestra voluntad y educación de gente de pueblo pero firme.
Los ricos también lloran, pero menos.

jueves, 17 de julio de 2014

El lento amanecer del verano
va anunciando la locura del calor y los álamos tensos.
Sirio abunda en roja combustión mientras los hombres mueren sus ansias y enloquecen a las tres de la tarde.
Ya sabes, vicioso, hoy te darás con la puerta dos veces;
ya sabes, enamorado, hoy odiarás a tu amor cinco campanadas desde que salga el sol.
No llames por teléfono. A la tarde todo se resolverá si tu cabeza está fresca de tanto laberinto diario.
Hoy también, sino mañana, con estos calores, saldrá la vecina gritando que la matan mientras los obreros en la carretera vomitarán el sueldo y el espíritu al lado de las máquinas.
El sol de julio no perdona: nos hace locos, nos hace mierda, nos asa lentamente como a un pollo y se nos va la mano.
Cuidado, veraneante, los veranos no son como los de antes.

sábado, 12 de julio de 2014

Volver la vista atrás para ver los pasos dados está bien
pero no quedarse mirando
cómo fue aquello.
Es mejor, a mi torpe parecer, mirar al futuro.
Yo quiero ser astronauta, dicen los niños
y los padres les señalan la luna medio en broma.
Yo quiero vivir la vida de la mejor manera
pasando de especulaciones que se dan con el quicio de la puerta.
Yo quiero un amor grande de dar y tomar
que me vaya bailando el aire a mi alrededor.
Sin aire no vives y sin amor tampoco.
Baila con el dolor de vivir y baila con la gente.
Amarra al calendario al dedo meñique y ponlo a girar.
La vida amamanta la vida con la leche de la leona.
Dulcis fructus laetitia est.

Si pierdes dinero, pierdes algo; si pierdes la salud, pierdes algo; si pierdes la paz, lo pierdes todo.

jueves, 10 de julio de 2014

Dormir es una gran solución cuando uno tiene problemas de dar vueltas a la cabeza a un problema, válgame la redundancia pero suele ser así los problemas dan más problemas y se eternizan como dicen los ingleses doesn´t rain but pours etc etc y además dormir es una manera de relajarse muy naturalmente que uno se encuentra en la gloria y va desatando esa conciencia que tanto le martiriza y le agobia de manera particular que es uno el que sufre y parece no encontrar solución a sus malditos ogros que le comen la mente y la ñaña y toda la tranquilidad previa al problema y ya digo que lo mejor es que caiga la noche y uno duerma y empiece a pensar durante el sueño o una vez despertado cómo solucionar la papeleta que el destino o un amigo o la burocracia o una enfermedad o tu hijo o tu madre o tu padre te están trayendo por la calle de la amargura que mierda que hago yo en esta situación me aburro me canso no puedo vivir. Vita magistra vita.
En el verano todos hacemos cosas raras o nos pasan cosas raras. Es así. Viajamos, cogemos vacaciones y nos sobra tiempo, acometemos tareas que no hemos acometido en todo el invierno, bailamos, saltamos, hacemos deportes que no hacemos en todo el año, nos bañamos en piscinas y en el mar y comemos ensaladilla.
Yo, en verano, me suelo poner nervioso.
Son tantas horas de luz solares que no sé muy bien cómo abarcarlas.
No tengo esa rutina invernal de hacer cosas.
No tengo un horario fijo.
No me entretengo con nada.
Y acabo con una bajada de dopamina muy grave que me tiene contra las cuerdas.
Es así. El verano se supone que es para salir con los amigos, pasarlo bien pero mi vida es triste en verano. Será porque mis amigos son de lo peor, mi novia se acuesta a la hora de las gallinas, etc.
En verano, mierda en la mano.
Mi novia ha resultado ser una rata. Rata en el sentido de roñosa, avarienta. Se ha arrastrado por no pagar cinco euros de gasolina. Esto es muy grave desde mi punto de vista. No ha pedido perdón tampoco, lo que agrava más la situación. Por culpa de ella, yo me quedé sin ir a El Escorial a pasar la tarde del domingo. Y me estaba haciendo mucha falta distraerme.
La tacañería da asco allí donde se presente. Con la tacañería no se va a ninguna parte y encima quedas como la mierda.
Desde este momento no voy a soltar ni un céntimo de generosidad para agradar a mi novia. Ahora es mi novia la que me tiene que agradar a mí.
Mi novia me agrada: es simpática y todo eso pero nunca sabe pedir perdón y reconocer que se ha equivocado y mucho.
Bueno. Yo tengo que obrar en consecuencia y no dar de mi dinero nada que no tenga que dar.

Estoy atado al ocio, a las horas muertas y eso genera que me junte con muchos necios estúpidos. Los que no tienen nada que hacer se juntan para no hacer nada y de ahí nace una pequeña desgracia para los dos.
Debo no depender de tanto ocioso con que me junto. Los ociosos se divierten haciendo bromas, bebiendo en el bar y ni leen ni escuchan al interlocutor, van a su puta bola y encima piden tabaco y que los invites. Los ociosos andan mal de dinero siempre y son estúpidos por naturaleza. Creo que el plan es hacer un horario y cumplirlo en todo lo posible. Para ello, el horario de tareas no debe ser muy rígido pero tampoco se debe hacer para saltárselo al segundo día.
Tanto ocio acumulado me ha puesto de los nervios porque yo ya parecía un barco a la deriva que se iba a dar una ostia.
Negocio, nec otium, no ocio. Necesito un negocio. Necesito perder de vista a las malditas horas muertas. Necesito vivir las horas con alegría.
Estoy nervioso desde esta mañana y estoy tratando de averiguar cuándo y por qué me he puesto nervioso. A lo mejor nervioso no es la palabra exacta. Estoy irritado. Estoy susceptible. Tengo la mente un poco trastornada. No es muy grave. Puedo ir tirando para lo que hago: pasar el puto verano. Dice mi hermano que es cosa de la dopamina, que nosotros dos no tenemos dopamina. Yo no sé de qué será pero esta mañana me ha despertado una llamada inadecuada. Luego me he ido al bar a jugar al ajedrez con un presunto amigo, como son los amigos de hoy en día. Luego he empezado a pensar de manera horrible que he tirado toda la mañana haciendo el gilipollas y eso no era propio de mí. El presunto amigo ha estado calentándome un poquito la cabeza con sus "bromitas" y al final ha venido otro gilipollas para terminar de calentar el ambiente. He acabado muy nervioso. El ocio es la madre de los vicios y las desventuras del ser humano. Debo decir no al ocio. Debo leer, escribir y no depender de necios.

martes, 8 de julio de 2014

Todos deseamos reflejarnos en la gente y que el espejo de la gente diga cosas bonitas.
Pero no siempre está el espejo de la gente limpio o enfrente.
A veces sentimos que no valemos y damos vueltas en torno de nosotros mismos porque solo somos nosotros.
Pero nosotros somos tan pobres que pasamos hambre.
Y no digo nosotros, digo yo y mi triste circunstancia.
Y ya no sé a qué hora será cuando yo seré alguien.
Y lo peor es que me tengo que conformar, batir en duelo conmigo, con mi propia ineptitud de horas vacías.
Y decía un cantante que de momento todo le salía mal
pero algo le salía
mientras yo ando pisando todas las aceras incapaces de la ciudad.
Y me quejo tardíamente y sin consuelo pues es mi sufrimiento solo mío, incorregible como un error.
Me pregunto si es vano preguntarnos por la vida,
esta vida que vivimos a la fuerza,
de la que no nos libramos aunque Dios quiera.
Y me pregunto también quién es Dios y si es vano preguntarme quién hizo estas que dicen maravillas que yo no veo ya hace mucho tiempo, estas creaciones.
Y vanamente saco unas conclusiones tan pobres que no valen para despertar cada día y ver esto que veo.
Porque los hombres no estamos para sacar conclusiones de Dios tan fácilmente ya que Dios se nos oculta en todo lo que vemos y sentimos.
Entonces toca vivir como un peón de rey que avanza una casilla.
Quizás Dios nos esté mirando si es que tiene ojos.
Quizás la vida nos esté mirando si es que presta atención.
Mientras tanto lanzamos preguntas que se rompen contra el muro de la muerte.

lunes, 7 de julio de 2014

Aquella noche en que los amantes se dejaron bañar por la luna
todo estaba presidido por una tranquilidad azulina.
Al amanecer, un amante no despertó.
El otro no supo a quien llamar, a quien comunicar el trágico hallazgo.
Eran amantes prohibidos los dos.
El muerto (era él quién murió inesperada, inadecuadamente) estaba tendido en la cama en fea torsión.
Ella no sabía qué hacer, el miedo se apoderó hasta de su cabello.
Estaban en casa de ella y su marido volvería a la hora de comer.
Horror, horror, horror.
El muerto estaba totalmente desnudo, como correspondía a tal actividad que habían llevado a cabo toda la noche sin descanso.
Ella llamó a la policía. Todo se supo. La vida de ella en estos momentos parece el garabato retorcido de un loco. 

domingo, 6 de julio de 2014

Parece mentira que cuando pones a prueba a gante que crees auténtica y con valores, que se dice tu propia amiga, esta gente se desmorona moralmente y acaba dándote la razón de que la gente vale muy poco. Ayer, esa chica o chico que parecía tan amable, hoy se comporta como un verdadero azacán, sin más luces que las del día. Parece mentira qué desilusiones hay que llevarse en esta vida con la gente que parece respetuosa y formal: luego son como bárbaros sin ninguna consideración.
Yo procuro ser siempre moderado, ni vanagloriarme mucho y no humillarme tampoco. Tiempo atrás conocí gente que llevaba un espejito en el pecho y se iba mirando continuamente en él y dándole besos como condenados. Poco se podía esperar de ellos. Eran gentuza. Y así me fue. Luego, me dolió ver más en otras personas que no eran como esa gentuza sino que eran sencillos y amables pero un día se mostraban pobres de espíritu y de corazón; unos porque lo son y otros porque lo dejan ver.
La lectura es algo sin igual. Claro que hay divertimentos o espectáculos como el cine o el teatro que nos hacen evadir o vivir las aventuras o sentir una catarsis. Pero todo esto nos lo puede hacer experimentar un buen libro. Este verano que viene tan raro, sin calores excesivos, yo me he decantado por la lectura. Al principio es algo duro, es como abrir un melón que no sabes qué calidad va a tener pero todos los libros suelen tener algo bueno, como dijo Cervantes. Es duro proponerse sentarse en un sillón y ponerse a leer pero una vez hecho este acto sedentario y luminoso, todo nos llena de admiración: la expresión de los sentimientos y pensamientos del autor o del personaje, la acción, la dureza que muestra el ser humano con el mismo ser humano (la literatura cuenta eso, lo malos que somos con el semejante) y las muestras de amor o de misericordia de otros personajes, etc, etc, etc. Cualquier pasión vale para dar forma a un libro. Viva la literatura.
La insensatez de la gente no conoce límites. Le da igual a la gente molestar, insultar, vacilar y provocar sin darse cuenta. La gente da una de cal y otra de arena. Un día la gente está amable, cariñosa, amena y otro día incordia como el que más. La gente es lo que tiene, que no se controla, que no medita ni un poquito su estúpido comportamiento. A la gente había que darle unas instrucciones como a los frigoríficos. Esto no se hace, esto no se dice, etc.
La gente suele ir avasallando como los hunos pero nunca se comporta como los renacentistas, que eran humanistas y estaban letrados y todo eso. Para hacer comparaciones históricas con la gente que hay ahora nos hemos de remontar a los bárbaros, esos que entraron sembrando la destrucción y el desorden por todos los sitios metiendo a Europa en los años oscuros. La gente es oscura de mente y de comportamiento, nunca se sabe por dónde va a salir. Hoy en día es mejor no ser gente y ser otra cosa, como por ejemplo, pollastro loco.
Hoy he comprado una pollastra para comérmela pero antes he tenido que guisarla. Las pollastras son, por definición, viejas o por lo menos, premenopaúsicas, lo que las hace tener un comportamiento histérico, sensiblero y rozando el escándalo. Cuando tenía el cuchillo para cortarle el cuello a la pollastra, esta se ha puesto a chillar como un gorrino y a decir un montón de sandeces pero la he cortado el cuello sin remisión. 
Hay que tener cuidado con las pollastras porque no alcanzan la virtud y la dignidad de las gallinas; a las pollastras se las va el día haciendo el ganso, diciendo impropiedades y gritando como ocas con el cuello erizado y queriendo no sé qué que nunca se cumple. Las pollastras son peligrosas cuando exhiben su condición sexual de insatisfechas y corren locas por un pollastro de su embergadura. Los pollastros son más tímidos y no chillan tanto pero no tienen tan buen sabor como las putas locas pollastras.

jueves, 3 de julio de 2014

Escribir es algo misterioso que requiere un acto de concentración e invención muy importante. Las palabras son muy útiles sobre todo para el escritor, que crea mundos con ellas.
Los mundos que crea el escritor, si son lo suficientemente sugeridores y placenteros para sus lectores se pueden convertir en paradigmas de lo narrado, ejemplos a seguir por otros escritores a la hora de crear una literatura.
La palabra acompaña a esos mundos como el cincel acompaña la madera que se talla, haciéndola y creándola y sacando una figura.
La palabra crea la narración y la narración crea al escritor.
Yo quiero crear un mundo narrativo bello y polícromo, sencillo también en la expresión pero con la calidad de atrapar al lector en mi invención.
Mis personajes los quiero de fuertes rasgos, con la convicción de lo creado que sigue viviendo al margen del escritor que los crea.
Como hoy Paco no venía del hospital hasta las 15 : 45, hora a la que nos íbamos a comer juntos, después de tomar yo un café con unos amigos, me he venido a casa dispuesto a pasar la mañana entera leyendo. En mi casa no hay más distracción que los libros. Mientras he puesto radio clásica, he leído "La función delta" de Rosa Montero que tiene una descripción de estados anímicos muy bonita y extensa con la que he disfrutado mucho. Luego he leído "Los miserables" que sorprende por la situación de desesperación de los personajes y la descripción del carácter de algunos, muy finamente trazados. Y después me he leído "Los versos satánicos" de Rushdie y creo que es una fantasía sobre la religión musulmana y el arcángel San Gabriel y la relación de los hindúes con Londres y otras cosas más; el caso es que tiene una prosa muy poderosa y muy fácil de leer, muy atractiva a los ojos y a la mente. Y así he estado, lee que te lee y he decidido comprarme un ajedrez electrónico para alternarlo con la lectura de libros.