martes, 6 de mayo de 2014

Las relaciones familiares y de amistad aportan tantas alegrías como tristezas. Es inevitable. Si tienes un tío rico que te lleva en su yate a pescar o a bañarte en alta mar, cojonudo. Si tienes una familia aburrida de intereses dispares, no conectarás con ella adecuadamente y te aburrirás en sus reuniones. Los amigos, depende, te diviertes con ellos pero tienes que aguantar sus manías o sus vicios. Pero eso no es lo peor. Lo peor es cuando te cae mal una persona y esa persona es tu cuñado, tu tía, tu sobrino, etc. Los tienes que aguantar, no te queda otra.
No les puedes decir que te caen mal, estaría mal. Lo peor es que ellos abusen de esa circunstancia de ser tus familiares para seguir siendo desagradables. Si no lo fueran, los mandarías a la mierda a la menor ocasión.
Las familias son esa clase de gente que tiene un vínculo contigo y que no es posible romper. Hay que tener habilidad para lidiar con esas enemistades que se dan en la familia sin alterar el orden. Y si se altera el orden con un miembro, toda la familia se altera. 

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