miércoles, 12 de marzo de 2014

Evidentemente, lo que escribía el otro día sobre las relaciones largas que no se consolidan, sí que me concierne a mí. Yo lo estoy viviendo. Es muy fácil vivirlo aunque en las películas, en el minuto siguiente, ya están casados y tienen hijos y ya está.
Yo vivo una relación un tanto rara con un chica: no estoy casado con ella ni creo que lo estaré, no vivo con ella pero sí puedo vivir con ella; eso sí, en régimen de alquiler, no como quiere ella: un piso comprado, una hipoteca.
Y a eso supedita ella toda nuestra relación: a comprarnos un piso. Y yo le digo: ¿Cuánto dinero tienes tú? Y ella no me lo dice o me miente. Pero se mete con mi familia y conmigo de forma brutal porque no quiero comprarme un piso con ella.
Total: dejaré de verla. Dejaré de verla porque ella condiciona cualquier cosa de nuestra relación a tener un piso. Yo le digo: ¿qué quieres, vivir conmigo o tener un piso? Y su respuesta, aunque no me la diga, es tener un piso.

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