lunes, 31 de marzo de 2014

Hacía mucho tiempo que no pensaba en la muerte tan concretamente como ahora. Antes lo hacía en abstracto y como si no me concerniera realmente. Ha sido por la muerte de mi hermano mayor. Ha dejado un hueco que se llena de reflexiones, memorias, críticas incluso.
Me imagino yo muerto a veces bajo unas condiciones futuras que no puedo adivinar y no pasa nada. Lo malo o lo bueno es que no pasa nada. Lo que me preocupa realmente es lo que sucederá antes de mi muerte; o sea, mi vejez. Mi vejez quiero imaginármela digna y lo más feliz que se pueda. Rodeado de mi hermano Paco y de mi novia, fundamentalmente porque creo que no habrá gente más cercana a mí que ellos dos. Y así transitará mi vejez. Pronto me doy cuenta que hay que vivir el día a día y no preocuparse de cosas futuras de las que no sabemos nada. Y vivo mi vida procurando, sobre todo, ser feliz, sentirme a gusto con mi vida aunque eso a veces lo veo difícil por mi carácter depresivo.
No sé si fue a raíz de viajar a Toledo y pasar un fin de semana allí sin hacer nada especial que hablar con mi novia. La verdad fue que allí me sentí muy bien caminando por las calles de tal ciudad.
Pero lo bueno fue el otro día que sentí una especie de inspiración o revelación. Fue muy leve pero me decía a mí mismo que la cosa iba a cambiar.
Últimamente me sentía como un pelele. Ya no era profesor, ni me conformaba con ser un jubilado y deseaba ser algo, quizás escritor pero al mismo tiempo tenía yo un sentimiento depresivo, como de estar continuamente fuera de lugar, nervioso, absurdo y perdiendo el tiempo siempre. Pero eso parece haber cambiado de un tiempo a esta parte y creo que ha sido por la decisión que he adoptado de pasar las horas en casa intentando aprovechar el tiempo.
No sé. El caso es que yo mismo me valoro más que antes. Recuerdo por la tarde lo que he estado leyendo por la mañana y digo: bueno, no he desperdiciado las horas, he leído tal cosa y estoy contento. Ojalá vaya a más y consiga algún día decir que he escrito un libro bueno. Me podría considerar escritor entonces y ya ser algo.

sábado, 29 de marzo de 2014

Últimamente me pongo nervioso por todo, debe ser esta maldita primavera tan rara que llevamos aunque es fácil echarle la culpa al tiempo atmosférico y no ser capaz de ver en las causas últimas de mi estado de ánimo. Pero es difícil ver lo mental, lo neurológico en la vida que llevamos. Habría que saber mucho de las emociones humanas para averiguar qué está pasando con mi mente para ponerme nervioso por cualquier cosa.
La verdad es que yo soy un enfermo mental y este hecho estará en la raíz de todo lo que me pasa. El otro día me puse de los nervios mientras esperaba en la cola de la pescadería. Me sorprendía a mí mismo sintiendo una angustia anormal por el hecho de esperar simplemente mientras las demás personas estaban tranquilas. ¿Por qué siento angustia o ansiedad ante cosas totalmente normales? No lo sé, el caso es que es así y parece que pierdo el control de mí mismo cuando ocurre eso. También me ponen nervioso algunas situaciones sociales o gente que consigue ponerme nervioso aparentemente sin ningún motivo especial.














Debería fijarme en mi hermano gemelo. Apenas he hablado de él en este blog. Yo le veo que está tranquilo, que no se inquieta casi por nada y vive su vida y es feliz. Pero, ¿cómo ser como otra persona? Si fuera como mi hermano gemelo, me iría mucho mejor, qué duda cabe, pero yo ya no sería yo.
Paco, mi hermano gemelo, no se implica demasiado con los problemas de la demás gente. Consigue que todo le resbale por su conciencia de modo que no le preocupa nada de los demás. No pide nada pero tampoco da nada. Es neutro con respecto a la selva humana que le rodea. Es mejor así para él, se toma las cosas como vienen y no le incomodan en absoluto. No tiene aspiraciones importantes, no desea ser nadie importante ni no importante, sólo aspira a que le dejen vivir su vida tranquilo. Debería fijarme en cómo lo hace pero él no da demasiadas explicaciones sobre su modo de vida. A mí me gustaría parecerme a él un poco y no sufrir tanto por todo. A mí me recomienda a los estoicos, a Marco Aurelio pero yo quiero aprender de él. El no es un gran maestro.

jueves, 27 de marzo de 2014

Mis aspiraciones de ser un escritor más o menos famoso las voy a dejar de lado. Lo que yo soy en realidad es un enfermo bipolar que por causa de esa enfermedad he tenido que dejar el trabajo. Cuando me dé cuenta de que soy un enfermo y de que no debo aspirar más que a llevar una vida tranquila acorde con esa enfermedad y no soñar con novelas que serán una revelación que nunca lo serán porque yo ya soy viejo para novelas-revelación y no tengo la habilidad como escritor de escribir ninguna novela que vaya más allá de un entretenimiento para los amigos y aún así habrá muchos amigos que digan vaya bodrio.
Y no comerme el tarro con amigos con los que me aburro y sí dar importancia a la lectura y escritura que me pueden resultar amenos si las practico con asiduidad y no estar con que un camarero me ha dicho o este me ha dicho o el otro dice. Me importan un pito aquella gente aburrida que me pregunta por mis cosas sin discreción porque son cotillos y me molan más las novelas que pudiera leer y me dan información y aventura sin levantarme del sillón.
Estar todos los días de Dios con una persona contando las más estúpidas nimiedades de la vida cansa y aburre un montón. A mí me ha pasado con un señor que me saca diez años y con el que he estado tomando café todos los putos días. Al final, coges asco a la conversación porque ya no sabes de qué hablar al estar todos los temas tratados de modo que ya lo que haces es tratar asuntos personales que sólo le interesan a uno y las preguntas se hacen incluso ofensivas y la presencia de ese interlocutor se hace muy cargante y muy pesada y muy odiada después de tanto tiempo pues ya no sabes de qué hablar y todo se estropea. Menos mal que he decidido no ir a tomar café más de lo necesario y aprovechar el tiempo leyendo porque la relación se iba volviendo cada vez más imposible. Y no tiene la culpa ese señor ni yo tampoco, sino la situación agobiante de estar contando siempre las mismas cosas a las mismas horas como si fuera una obligación.
He cambiado el plan de ir a charlar al bar de cosas estúpidas por quedarme en casa leyendo. Ya me he leído un libro, "En la carretera", que va de dos amigos que se recorren el continente americano de Nueva York a San Francisco en tres ocasiones. Luego van a México. Y ahora me estoy leyendo "Las uvas de la ira" que también va de una aventura americana.
He descubierto que si leo con asiduidad, mi mente no está tan dispersa haciéndose preguntas bobas sobre la vida y mi destino. Lleno mi cabeza con historias y no me preocupo de la mía propia. Me he dado cuenta que mi cabeza está más serena desde que me quedo en mi casa durante tres o cuatro horas leyendo. Antes, mi vida era despertarme, desayunar y salir a la calle a charlar cosas tontas con la gente. Después comía y me volvía a ir con las cosas tontas y la charla inmunda que me enfangaba en la inacción. Por lo menos ahora leo y me lo paso bien pasando páginas de aventuras o rollos literarios. Espero seguir así y sólo salir de casa cuando lo necesite. 

martes, 25 de marzo de 2014

Dice El Mundo este domingo: "es un error esencial considerar la violencia como una fuerza". Lo dice por dos hechos ocurridos el sábado: la manifestación multitudinaria en Madrid y el suicidio de una chica en Gijón por bullying. Habría que definir violencia como algo animal que hay en el hombre y que más vale reprimir si queremos seguir llamándonos humanos. Habrá que definir fuerza como algo que nos hace enfrentarnos a las adversidades y a salir adelante.
Los manifestantes han perdido la fuerza por emplear la violencia. Los alumnos "compañeros" de esa chica han perdido toda su fuerza al emplear la violencia con esa chica que no se merecía ese trato brutal con que la han conducido al suicidio.
Siendo profesor he visto las típicas peleas de bravucones contra los indefensos. He intervenido un instante pero la pelea sigue. Me parece increíble que una madre no haya sacado a su hija a tiempo de esa cuadra de bestias. Los malos tratos abundan en esta sociedad porque se cree, brutalmente, que la violencia es una fuerza pero la violencia no hace más que poner las cosas peor y quitar toda la fuerza moral al violento. 

lunes, 24 de marzo de 2014

Prosa poética número 2: Las nubes se sostienen en el cielo por la envidia de un dios que se ha meado encima y quiere que también nosotros nos mojemos. Los pocos dineros que resuenan en el bolsillo no nos permiten tener todo eso que codiciamos y que sale a pantallazos de la televisión como escupitajos llamativos que nos encienden nuestro deseo impuro de poseer. Está bien tener cosas pero no estar pendiente de las cosas. Las cosas están hechas de un material puro y metálico que sabe a vinagre y a aguarrás al final de la historia, de nuestra historia mientras que la carne que nos rodea sabe a sangre y a sufrimiento a los que hay que dar una respuesta y eso sí que es importante al final de la historia, de nuestra historia.
Nosotros elegimos: vinagre y aguarrás o sangre y sufrimiento.
Es más fácil, aunque parezca imposible, tragar vinagre y aguarrás que sangre y sufrimiento pero al final de la historia esos sabores dejan una sensación en la boca de una soledad metálica y triste como un lata vacía.
A las opiniones vertidas en la calle por gente de dudosa formación no hay que darles mucha importancia. Un hombre de esos de poca formación que declaró ser de Valladolid, hablando de la guerra civil, que cree otra vez inminente en España, dijo que "las manifestaciones de obreros en España se dieron primeramente en Valladolid y luego, en toda España". O sea, que según ese hombre, los obreros de Valladolid eran más cojonudos que en cualquier punto de España y que fueron pioneros en quejarse. Sólo porque este hombre era de Valladolid. Si se hiciera caso de cada uno que contara una historia habría que recolectar miles y miles de versiones diferentes según sean los orígenes o gustos de cada sujeto que las cuente.
Hay que ir a los libros. Los libros tienen una tradición de lenguaje escrito que no deja lugar para las mentiras, sobre todo cuando ese libro ha sido leído y contrastado por otros escritores que también tienen una opinión más certera que uno de Valladolid.
Parece que vuelve el frío en este reloj meteorológico tan loco que tenemos. Parece una señal que me dice que me quede en casa. Estar en la calle dicen que es propio de los madrileños que, en cuanto se aburren en casa (con mucha frecuencia) salen a los innumerables bares que hay por toda la ciudad a charlar con sus vecinos, a decir majaderías, a beber y a aguantarse unos a otros.
Más valdría que aguantaran a sus mujeres o sus maridos en casa que para eso decidieron vivir la vida con ellos.
Pero bueno, todo es relativo y quizás la "vida al aire libre" sea muy gratificante.
Yo, hoy, me he quedado en casa leyendo y escribiendo y no me ha dado mucho esa sensación contra la que lucho de pérdida de tiempo, quizás porque lo he aprovechado pasando el rato no diciendo opiniones ante un público inane de las que se las lleva el viento sino leyendo una historia que ha sido elogiada por críticos literarios como que es buena. Alguna enseñanza sacaré de esta historia y no de las que me cuente un "camarada de barra".
Si la vida tiene un objetivo,
un objetivo ha de haber para cada vida
pues somos cada uno diferente e irrepetible.
La ama de casa se lamenta de las cosas de la ama de casa.
Al escritor no le sale la historia
y al cazador le falla la puntería.
Estos tres ejemplos son ejemplo
de que cada uno tiene un deseo en la vida.
Hay deseos muy complejos pues compleja es la vida que se vive.
Y hay gente que se conforma con comer y dormir.
Así, la vida da o quita el deseo o lo reconcentra
para la felicidad o infelicidad del sujeto en cuestión.
Luego están los problemas que son deseos
envueltos en la dificultad de la vida
y todos queremos verlos resueltos.
Las amistades, si no evolucionan a algo mejor, empeoran. Ya me estaba cargando el tipo con el que me tomo café. Es divertido y todo eso pero me saca diez años y sus bromas ya no tenían sentido y la amistad que nos unía ya empezaba a perder consistencia. Le veré sólo de vez en cuando. Empezaré a hacerme amigo de los libros, que para eso estudié humanidades.
Los libros lo resisten todo: que los abandones, que los leas, que los dejes definitivamente, etc mientras que la gente se pone un poco pesada ya pasado un tiempo. Hay gente que se queda callada en tu presencia y hay gente que hace muchas preguntas y también acaba resultando odiosa. El término medio (gente discreta e inteligente) es muy difícil de encontrar.
No digo que la gente que me rodea no sea inteligente, no. Pero peca de indiscreta. Es el vicio nacional: hablar e inspeccionar a la demás gente que la rodea en vez de leerse libros o hablar de cosas interesantes. Hablar de los demás es de mediocres, dice un refrán.
Me ha costado darme cuenta de que mi vida era un constante vagar de un lado a otro sin ningún sentido. Por la mañana salía a la calle; después de comer salía a la calle; a media tarde salía a la calle y no me leía ningún libro ni escribía nada. A veces uno se mete en unas costumbres y tarda en darse cuenta de que esas costumbres son nefastas.
Tengo que acostumbrarme a estar en casa leyendo y escribiendo. He comenzado con un gran libro para la ocasión: "On the road" de Jack Keoruak. Es un gran libro que cuenta, básicamente, aventuras de un universitario que tiene unos conocidos bastantes curiosos.
Debo encontrar grandes lecturas que me retengan en casa y no me hagan salir de ella cada dos por tres. Estas nuevas costumbres las voy a probar hoy mismo y ya esta mañana no he salido de casa para nada.
El fin de semana estuve a Toledo con Eva. Fue muy bonito. Charlamos de cosas interesantes que nos concernían a los dos. Mi vida va a experimentar un cambio, creo y empezaré hoy.

viernes, 21 de marzo de 2014

El otro día discutía yo una cosa con mi profesora: yo decía que entre la gente del pueblo hay modelos de perfección y gente a la que imitar. Ella decía que no, que lo único que hay es la sucia realidad y el escritor debe reflejarla.
Además dijo: "¿entre la gente que te rodea (por mí), ves algo transcendente, algo que merezca la pena?
Yo me callé. Pensé que esta mujer estaba tan trastornada por las teorías literarias que confundía la realidad con la ficción.
El caso era que estábamos analizando un tipo de historias en las que no salían más que personajes perdidos, drogados, gentuza. Y yo me quejé diciendo que no es la realidad que yo conozco aunque también entiendo que he conocido gente que cabe dentro de esa descripción. La realidad es tan compleja que cabe todo, le dije pero ella quiso dar a entender que la persona en esta sociedad está perdida. Bueno. Yo veo mucha gente perdida, cierto es, pero hay otra que no se resigna a perder la dignidad y lucha por resolver sus problemas.
El que generaliza, no acierta nunca.
La raíz del estudio es amarga pero dulces son sus frutos. Yo he estudiado mucho en mi vida. No lo digo como un halago propio sino que me gustaba estudiar quizás por mi espíritu curioso. Es verdad ese refrán de arriba. Cuando te esfuerzas estudiando, sacas partido. Aunque sólo sea por tener una cultura, el domino de un idioma o aprobar una oposición que te deje arreglado el futuro. Hay gente que antes de criticar se debería mirar al espejo. Lo digo por aquellas personas que sin saber el esfuerzo que significa hincar codos, no han aprovechado su oportunidad de haber estudiado y se quejan de tener un mal trabajo.
Es un tópico que no hay que llevar al extremo. Hay gente que ha pasado por la escuela sabiendo que se iba a dedicar a trabajar y que no le ha importado el estudio. Pero aquellos que han desperdiciado el dinero y el tiempo de sus padres para no hacer más que el gilipollas, son dignos, al menos, de una sanción moral. Y lo pagan. Pagan el no haberse sentado con los libros delante. Por lo menos, que se callen la boca y que estudien, porque nunca es tarde si la dicha es buena.
La pobreza no está reñida con la educación. Lo está cuando el pobre lo que quiere con todas sus fuerzas es solamente ser rico, tener más dinero. Se puede ser pobre y ser culto o deportista o aficionado a la filatelia o se puede ser pobre y soñar continuamente con lo que no se es o poner el ímpetu en el puto dinero que no se tiene. Entonces todo es un fracaso, una frustración y mirar a ver el dinero que tiene el vecino.
Mis padres han sido pobres y no solo han sido educados sino que son sabios. Y para serlo, han puesto el interés en ser unas personas como Dios manda, pobres o menos pobres pero con la honra de haber sabido llevar una vida digna.
Hay gente que tiene un montón de problemas en casa y en vez de poner fuerzas para resolverlos, no hacen más que soñar con quimeras como esta de ser rico o ser lo que no se es. Es de una estupidez supina. Y así se pierden los hogares porque no importa la madre ni la hija ni el hermano sino tener un coche de importación. Menuda mierda más grande.
Dice un refrán: si no ves a dos metros, cómo vas a ver a kilómetro.
Yo he sido profesor y a veces, cuando un alumno tenía problemas, se llamaba a los padres. Viendo a los padres, comprendías el problema de los hijos. Apenas sabían hablar de nada, repetían siempre las mismas cosas de sus hijos, no se hacían entender debidamente, etc. Era de prever, pues la incultura está dentro de muchos hogares y los padres no leen, con que los hijos tampoco.
Yo creo que muchos padres inculcan a los hijos que es muy bueno tener un gran coche pero que no les compran ni un libro para que lean. Y luego dicen: "Mi hijo no lee". Si tú no lees, si no hay un fomento en tu hogar a la lectura, ¿cómo quieres que tu hijo lea?
El otro día, un niño se acercó al coche de su madre y como este tenía sucias las manos o algo así, se llevó un berrido animal y salvaje de la madre que me pareció de locos o propia de un ser infrahumano. ¡Qué bestia! El niño se quedó asustado y no se acostumbraba bien a estos arranques de la madre que quería su coche inmaculado mientras estaba haciendo un daño terrible a su hijo y no se daba cuenta. Pues gente así en España (porque yo de España no he salido) hay a montones. Verdaderas bestias. Esto tiene que ver con la educación, claro que sí, pues lo que se espera de una persona educada es otra cosa. ¿O no?
El clima es un poco raro últimamente. En este mes de marzo, ha hecho un calor que a mí me recuerda a muchos junios vividos con anterioridad. Yo soy de la opinión de que actualmente, en Marzo hace lo que debería hacer en junio y en junio hace lo que debería hacer en agosto y así todo se quema (vegetación, paciencia) antes de tiempo y lo que llamábamos antes agostar ya ocurre en junio.
Así, no se ven mariposas ni saltamontes, animales que viven de la hierba y de las flores, hierba y flores que desaparecen mucho antes de que llegue junio (quiero decir, se secan) y estos animalillos que adornaban el campo con sus saltos y aleteos no pueden vivir mucho tiempo más allá antes del verano. No hay ni escarabajos ni otros animalillos que yo solía ver antes y todo está un poco desmejorado en cuanto a la vegetación y la fauna de insectos. Da un poco de pena observar esto. La gente burda e inculta no da importancia a estos fenómenos precisamente porque es inculta y burda y no siendo el dinero, el fútbol y pocas cosas más, no entienden de nada.
Hay gente que para vivir necesita controlar lo que hacen los demás. Eso no es malo si no llega un punto en que resulta molesto a los demás estar todo el rato contando: "Sí. Estoy bien. Y mi madre también. Mañana vamos a comer una paella que va a hacer Enrique, que ya sabes que se le dan bien, etc."
Y a los dos días vuelve a llamar. Yo tenía un amigo con el que estuve tomando café un año entero y al cabo de ese año ya decía: "Parece que hoy te retrasas un poco. ¿Qué te ha pasado?". Como si tuviera que estar dando explicaciones por llegar tarde a tomar café. La gilipollez de la gente es grande cuando no tiene un mínimo de discreción y de saber que tanto preguntar por la salud y demás accidentes de la vida del prójimo, harta en un determinado momento. Esta gente tiene unos conocimientos tremendos de cualquier cosa, pero a costa de no dejar en paz a las personas ni un solo minuto y estorbar la vida de los demás con tanto "interés" cuando deberían ocuparse en resolver sus propios problemas, que a lo mejor son muchos. Son los llamados "porteras" o cotillos. Hay muchos en España. Parece el deporte nacional andar fisgando qué hace este o el otro mientras su casa se quema. Qué mierda más grande.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El tiempo pasa, las cosas pasan, la gente pasa. Sólo queda el recuerdo de los que hicieron grandes cosas por el mundo, como descubrir la penicilina o firmar un tratado de paz.
Pero también queda el olor de la gente que va en el metro. Es un olor que se queda en la memoria olfativa de uno, para siempre y perdura más allá del tiempo. Es el olor de la gente.
Seguro que en las calles de París, durante la revolución francesa olía así, a miliciano que no se lavaba porque había que matar a los marqueses y a los burgueses.
Ea, dejemos que la historia de la humanidad se resuelva en olores de gentes que iban y venían con pancartas, fusiles, carteras, bolígrafos y allí se juntaban todos para ir hacia un futuro que les esperaba no con letras de bronce sino con efluvios sudorosos que llegaban a las regiones altas de las narices de la misma gente que hacía más gente que hacía historia.

jueves, 13 de marzo de 2014

Prosa poética número 1: las anunciadas golondrinas de vientre blanco y frac escueto ya han hecho su alegre aparición doblando las esquinas de los consabidos edificios. Un chirrido legendario suena cuando vuelan su vuelo acelerado, dando al aire el amistoso giro de la calor y el limpio azul.
Si las golondrinas parecen pasárselo bien y sólo vuelan de un lado a otro como movidas por la energía de la felicidad, seamos como las golondrinas, esbeltas y fugaces en el aire como la propia felicidad.
Las campanas tocan, las golondrinas chirrían, el cielo no se parte en dos nunca, la ventana está de más porque la calle entra en casa.
Y los amigos ríen compartiendo una cerveza y las crisis se aparca a un lado mientras el verano hace crujir la tarde bendecida por el frescor de la decadencia del sol.
Estamos en marzo aun pero el verano ya luce el próximo junio en las páginas futuras de alguna novela por hacer.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Y si los días fueran los de ayer ¡tan bonitos!
hechos un poco de río y otro poco de camino
y de un dulce manillar que trotaba como un caballo sencillo.
¡Cuánto me alegraría!
No pensaría yo que esta carga de años latosa y cansina
fuera en vano, como lo ha sido.
Iría yo como en un libro de cuentos antiguo
en el que un loro verde se escapaba junto a un limpio caballo
y sus bandidos.
Y era tan triste pensar una tarde que todo se iba
o que todo se ha ido
y no volverá, como vuelven las golondrinas en los poemas que cansan los oídos.
Y no volverán las tardes de pesca, la vuelta en bici, la charla en la plaza, esa edad sin tino que es recuerdo apenas.


Evidentemente, lo que escribía el otro día sobre las relaciones largas que no se consolidan, sí que me concierne a mí. Yo lo estoy viviendo. Es muy fácil vivirlo aunque en las películas, en el minuto siguiente, ya están casados y tienen hijos y ya está.
Yo vivo una relación un tanto rara con un chica: no estoy casado con ella ni creo que lo estaré, no vivo con ella pero sí puedo vivir con ella; eso sí, en régimen de alquiler, no como quiere ella: un piso comprado, una hipoteca.
Y a eso supedita ella toda nuestra relación: a comprarnos un piso. Y yo le digo: ¿Cuánto dinero tienes tú? Y ella no me lo dice o me miente. Pero se mete con mi familia y conmigo de forma brutal porque no quiero comprarme un piso con ella.
Total: dejaré de verla. Dejaré de verla porque ella condiciona cualquier cosa de nuestra relación a tener un piso. Yo le digo: ¿qué quieres, vivir conmigo o tener un piso? Y su respuesta, aunque no me la diga, es tener un piso.
Si fea sientes ya la amargura de la vida
por ser vieja o joven con la carga del tiempo de una Eva,
no te aferres al óxido pueril de un deseo impuro
sino disfruta del sol que brinda la mañana
sin más adorno que los ojos que lo miran.
Porque el dinero, los habitáculos y lo que dejan los muertos
transitan en un futuro torpe mortificando el día de hoy
en que quizás comamos como reyes
pero anhelemos un amigo como los mendicantes de siempre.
Y no te vale pedirme que te resuelva el porvenir
porque el porvenir no está hecho de números
porque el porvenir no lo vemos venir
porque los besos se agotan en el instante que se les pone precio.
Y yo no resuelvo crucigramas a nadie 
sólo los resuelvo para entretenimiento de las horas.

lunes, 10 de marzo de 2014

Cuando la relación es larga y no avanza; o sea, como dicen los psicólogos, no se consolida, es mejor dejarlo porque todo son malentendidos. Se repite la historia y no hay experiencias nuevas. Es como un matrimonio que no tiene hijos o que hace las mismas cosas todos los días y encima uno de los miembros le echa en cara al otro la infelicidad de los dos, cuando los dos tienen la culpa de lo que les pase.
Luego puede haber uno de los dos que se vuelva controlador y tiquismiquis: que por qué no haces esto en vez de esto otro y que todo caiga sobre su inspección: entonces todo se vuelve asqueroso y no vale la pena estar con esa persona que a lo que se dedica es a fiscalizar lo que hace la otra convirtiéndose en un ruin para los dos y volviendo la vida de los dos muy ruin.
Y todo va de capa caída aunque cualquiera de los dos sabe que ya no sabe vivir sin el otro aunque este sea un ruin y todo lo bonito ha desaparecido. Se prefiere vivir mal que vivir solo. 
Y esto que cuento no lo digo por mí, sino por lo que veo.

domingo, 9 de marzo de 2014

Soñar Parnasos y dormir Plutones,
caben en mi boca oraciones
y los cuentos se quedan en el nimbo.
Sentir que las historias pasan a mi lado
y qué bonitas quedarían contadas
pero la pluma perezosa mece
el aburrimiento de las horas sin la vena de un Horacio.
¿Llegará el día en que las letras cuenten 
la historia más alegre de la tierra?
No sé, mas mi agitada mente ve perfiles
del pan y su uso cotidiano.
Nunca llegaré a escribir el duelo mágico
de las palabras que se juntan en desvelo
pero sí acertaré a desvelarme
por contar las historias en un vuelo. 
Las mañanas ya son amplias como plazas
porque el sol ilumina la calva del vecino y los geranios.
Los gemidores enamorados en el hotel pulen los cuerpos mientras por el balcón les acucia la calle con sus ruidos y sus melones abiertos.
Es verano.
En medio de agosto y su luz, los gozos gimen a la sombra.
Para que la hembra descanse, las sábanas deben morir a la orilla del parqué.
En el jardín botánico, las sombras juegan con las luces a atrapar la siesta de los faunos.
Y así, yo voy caminando por el calor oscuro del asfalto, hasta que el agua deje de sonar y la noche caiga con su bendición de aire denso y amamantado de estrellas.
Pero queda toda la tarde y nada hay más codicioso que un amante.

viernes, 7 de marzo de 2014

Este sol anuncia grandes cosas, sus rayos ya nos dicen que podemos vivir a gusto con la naturaleza.
Este sol trae la paz a los corazones que en el invierno estuvieron oprimidos.
Este sol limpia las maldiciones que hicimos en contra de las nubes.
Este sol amansa el dolor que se tiene en casa rebozado con la melancolía.
Este sol llega en el mejor momento cuando ya íbamos a declarar la guerra a la lluvia.
Este sol baila la danza del calor en nuestros cuerpos.
Este sol hace el cielo azul, como siempre le conocimos.
Este sol nos hace agradecidos con nosotros mismos.
Este sol perdona todos los pecados.
Este sol brilla de ahora en adelante para júbilo de todos.
Si un trozo de felicidad, como si se escapara por una criba, cayera en nuestras vidas y nos dotara de una energía nueva, no conocida antes y quisiéramos hacer grandes cosas como subir una montaña aunque fuera en taxi, para respirar el cielo puro allí en la cima y después pasear por la plaza de un pueblo desconocido, aunque en este pueblo no hubiera más que viejas apostadas a la puerta de sus casas y nos remiraran como diciendo qué hace este hombre aquí. Y luego nos subiéramos al taxi y le indicáramos al conductor que nos llevara a algún sitio donde el mar hace un juego con las rocas como si se tragara la tierra el mar y lo devolviera y allí quedarnos hasta el amanecer viendo cuán maravilloso es lo inusual en nuestras vidas. Y luego dormir hasta que nos apetezca y no tener otra cosa que hacer que cubrir nuestras necesidades y luego escribir de ello, de esa ración de vida libre y fugaz y alegre que ha habido en nuestra vida por una tarde o un par de noches. Y estar en la carretera como el que está en algún cielo no homologado por la iglesia.
Con el solecito este que ha salido de repente, como si ya no existieran días luminosos en la Tierra, me he animado en gran manera porque se han suavizado mis soberbios deseos que no me dejaban vivir. Yo quería ser un gran escritor pero lo que seré es un aficionado a escribir sin grandes pretensiones a partir de ahora.
Este sol me ha llenado el alma de un licor dulce de tranquilidad y de disfrute, del pequeño disfrute del día.
Este sol muy agradecido por mí ha despejado el fantasma de la muerte que yo últimamente llamaba sin saber por qué y el de la decadencia y el de la poca fuerza del vivir que había en mí. Estaba un tanto deprimido estos días quizás porque el invierno me estaba corroyendo los huesos de manera que no me dejaba ver mis ojos más que miseria a mi alrededor. Al fin estoy contento, al fin puedo gritar que la vida merece la pena vivirla y no morirla como hace pocos días. Da gusto que el sol a raudales entre por las ventanas llenándolo todo de luz y de ganas de disfrutar de lo que se pueda, osea, de un día de sol.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Hoy, toda la mañana como un tonto. Y sintiéndome mal por estar toda la mañana como un tonto. Yendo de allá para acá sin un objetivo a la vista. Debo mejorar en ese aspecto y hacer  cosas entretenidas por la mañana, que no se me pasen al buen tun tun, como si cualquier cosa.
Claro, que una de las cosas que podría hacer es viajar. Podría ir a informarme a una agencia de viajes y a ver qué me ofrecen y pasar una semanita por ahí, pasándolo bien o por lo menos olvidándome de este agujero en el que estoy metido todos los días sin hacer nada.
Me gustaría ver el mar. Sólo el hecho de verlo me gustaría.
Podría ponerme a escribir pero de forma más entretenida, no como una obligación ni nada de eso.
Escribir para entretenerme, no para competir con nadie.
Y hacer una escapadita al mar, después de dejar de fumar, para celebrarlo. Dentro de una semana podré decir: he dejado de fumar, de puta madre.