martes, 11 de febrero de 2014

Febrero está siendo de lo más invernal. El frío que pasé el domingo en mi pueblo no es para contar. Y más por estar rodeado de la muerte de un ser querido. La vida sigue. En los días en que recibimos toda la familia el apoyo por mi hermano mayor, me dijeron que mi hermano gemelo y yo debíamos animar a mi madre.
Eso procuraré hacer y también a mis sobrinos y a mi cuñada, que se han quedado bastante solos. Estaban muy enteros los tres, o yo los vi así. Por dentro nunca se sabe.
Mi hermana la noté muy cansada y mi cuñado y mi sobrino soportaron el dolor y echaron un cable. Mi padre habló mucho y lloró y se desesperó al igual que mi madre.
Pero yo pensaba que esta muerte iba a dolerle demasiado a mi madre pero la mujer ha aguantado lo bastante firme. Es fuerte como ella sola, al igual que mi padre.
Todo ya está cumplido. Ahora, a seguir unidos como siempre, apartando las diferencias y llenando como podamos el hueco que ha dejado mi hermano.

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