lunes, 2 de diciembre de 2013

El oficio de escritor consiste en inventar. El estilo y todo lo demás puede estar de más si no se sabe crear algo interesante con que contentar al lector.
Antes, se escribía con respecto a un género, el sentimental, el gótico o de terror o con respecto a un movimiento literario amplio; por ejemplo, el realismo. El realismo ha perdurado en la novela pues todo lo que se escribe o casi todo parte de la realidad. Lo que no me gustan son las novelas históricas que desempolvan un misterio de un personaje histórico o una guerra que hubo muy antigua que a mí personalmente, me gusta leerlo de sus bases históricas; o sea, todos los textos históricos que haya sobre el tema aunque sé que el lenguaje histórico es muy arduo de leer, se hace algo pesado.
Todos los inventos que se hacen de monstruos, hobbits, brujos y toda esa parafernalia tampoco me gustan. Noto que no aprendo nada de ellos, nada más que trucos mágicos y chorradas por el estilo. Me gusta la novela que parte de una realidad y analiza esa realidad. Un día voy a escribir de un personaje al que la administración maltrata de mala manera, al estilo de "El proceso" de Kafka. Eso es realismo y casi ciencia ficción.
Las letras se aprenden y se practican leyendo y escribiendo. Dar discursos para engañar ya lo hacen lo políticos.

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