jueves, 14 de noviembre de 2013

La noche agacha las sombras y sale la luna como una novia que le dan un plantón. Otro más.
Los hombres y las mujeres de esta parte del mundo destapan las sábanas y mantas con las que calentarán el sueño, el sueño triste de siempre lo mismo.
Y la inmensidad del cielo dirá otra vez: "triunfo en la soledad oscura de lo que está quieto para tapar el día que ha sido".
Habrá señoras que no duerman, qué le vamos a hacer, y habrá alguna hora de la noche que se incomodará de algún dolor nocturno que sufra el vecino, siempre el vecino ese de cuyo nombre nunca me acuerdo.
La ambulancia blanca no hará sonar la sirena pero llevará su carga de muerte a las cuatro de la madrugada mientras nuestra cabeza esté bien pegada a la almohada. Otra vez, quizás yo sea el muerto.
Y pasará la noche. Vendrá la madrugada. Se hará de día. Pero ya seremos otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario