sábado, 10 de agosto de 2013

Se me ha levantado un dolor de cabeza de dimensiones colosales. Abarca desde la frente al colodrillo pasando por los alrededores de las orejas y colándose por el fondo de los ojos.
Eso me pasa por rodearme de gente indigna y tóxica que no me cuenta más que rollos macabeos o me pide cigarrillos o me interroga o me dice: "vamos a ver. Esto es así porque lo digo yo y punto".
La verdad es que no me junto con nadie divertido con el que poder reír un rato. Todo el mundo anda mal de la cabeza.
No encuentro nadie coherente, con ganas de descojonarse de la triste realidad que vemos todos los días. La gente debería tener un poco idea del absurdo que representa vivir esta vida que llevamos, de esa manera se reiría más.
Ya sé que estamos en crisis, que no tenemos dinero, que todos estamos a punto del llanto. Pero no encuentro a nadie que dé la vuelta a ese llanto y se mee de risa de su propia sombra.
Los que no me piden me aburren y todos en general son bastante romos de inteligencia. Así no hay quien viva en agosto.

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