viernes, 21 de junio de 2013

Ahora veo por la calle a esos con los que estuve trabajando. No me gusta verlos, casi me pongo nervioso al verlos. Quisiera que desaparecieran.

Son gente ingrata, que no sabe ser simpática, ni siquiera amable.

He tenido experiencias con ellos de todos los colores, casi todas amargas.

No se comunicaban conmigo, no me dieron apoyo ninguno, me dejaron en un rincón, como si yo no trabajara con ellos.

Pero me da igual, el saludo no se lo voy a negar porque yo no soy tan desagradable como ellos, tan engreído como ellos, tan soberbio como ellos.

Dicen que la soberbia fue el primer pecado que hubo en el cielo y así nos va con los soberbios que alzan los brazos y hacen especulaciones con el prójimo.

Que los den por culo a todos ellos. Yo no necesito nada de ellos. No necesito ni verlos y si los veo, no los trataré como ellos lo hicieron conmigo.

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