viernes, 14 de junio de 2013

A veces las horas de trabajo rutinario se nos hacen eternas, no avanzan como querríamos.
Otras veces son la horas en casa, esas horas de aburrimiento en que suenan los ruidos de los coches, la televisión nos aburre, nada nos entretiene, no tenemos ganas de leer, etc.
Esos momentos nos hacen pensar que estaríamos mejor en otro lado, querríamos vivir otras vidas mientras otros quizá querrían vivir la nuestra y luego pensamos para consolarnos: cuántos habrá peor que yo. No debo quejarme.

La vida es así: junto a emociones intensas que a lo mejor no queremos o que las disfrutamos mucho hay horas y horas y horas que parecen tiradas a la basura.

Hay una canción de Manolo García que dice: "nunca el tiempo es perdido" pero no sé cómo sigue para explicar el contexto.

Nunca el tiempo es perdido porque por cojones hay que vivirlo y nada más. La gente inquieta lee, escribe, hace lo que puede por evitar el aburrimiento. Reflexiona sobre él, quizás o reflexiona o piensa mientras se aburre.

Pero lo que está claro es que si hay mucho tiempo de aburrimiento puede ser nocivo y eso hay que evitarlo: 
LÁRGATE, HUYE, ESCÁPATE.

Lo que no trato son esos otros momentos en que no es que estés aburrido, es que estás jodido. Entonces, con más razón debes buscar un cambio. 

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