miércoles, 29 de mayo de 2013

Voy a hablar otra vez del hecho de fumar:

Todo, con moderación no puede hacernos mucho daño. Yo calculo que para un fumador, pasar del paquete de tabaco ya es fumar mucho.

Solemos dormir 8 horas. Entonces estamos despiertos durante el día alrededor de 16 horas.
Si fumamos 20 cigarrillos casi sale a cigarrillo por hora, lo cual no es excesivo.
En un fumador, fumar 20 cigarrillos diarios casi no lo notarían los de alrededor ya que es un ritmo lento.

Fumar cigarrillos se concentra en torno a las comidas o a las reuniones sociales tipo "tomar algo" o "quedar en un sitio por la noche".

Por eso los fines de semana solemos fumar más los fumadores ya que la noche se prolonga y la actividad social (charlar o bailar, etc) fomente la toma de cigarrillos.

La pregunta es: ¿qué hacer cuando se supera el paquete de cigarrillos que es, digamos,  lo normal, lo moderado?

Hay veces que cuando estamos nerviosos, ese aumento de cigarrillos fumados es inevitable pues parece una regla de tres que a  más nervios, más cigarrillos.

Lo primero de todo es hacerse uno consciente del aumento de toma de cigarrillos y luego rompernos un poco la cabeza para tomar medidas para rebajar ese consumo.

El que tiene pocos entretenimientos tiene mayor posibilidad de aumentar esa dosis.

Yo conozco una persona que fuma ya desde madrugada, pues tiene problemas de insomnio y se despierta antes de desearlo. Luego, como vive sólo con su madre, apenas tiene ocupación en casa y tampoco se entretiene mucho con lecturas, tv, etc. Quiero decir que sus horas son lineales, no hay actividad ninguna que le ocupe tiempo y por eso, no hace más que fumar.
Fuma, según ella, 4 paquetes de tabaco. A juzgar por sus dientes, puede ser verdad, pues los tiene negros.

Yo creo que una solución al exceso de cigarrillos puede ser buscarse ocupaciones por propia voluntad o "impuestas" que ocupen unas horas en que no se fume.

Leer, ver tv, andar, hacer puzzles, escribir, cocinar...

No sé, seguro que hay otras actividades que uno se puede imponer a sí mismo para no estar fumando.

Se sale ganando por partida doble pues si elegimos hacer una tortilla, tendrás una tortilla y en esa hora en que has estado haciendo la  tortilla, no has fumado.

Hace falta mucha imaginación y voluntad para crearnos a nosotros mismos tareas que eviten el continuo fumar cigarrillos.

Si damos un paseo sin tabaco encima, tus pulmones te lo agradecerán y durante ese trayecto de ida y vuelta, no hemos fumado.

También es interesante procurar que el cigarrillo sea un premio a la abstención: por ejemplo, decidir que en una hora, no fumaremos. Así el cigarrillo fumado es un premio a saber aguantarse sin fumar al menos una hora.

Hay muchos trucos que se pueden llevar a cabo para fumar menos. 
Lo importante es encontrar la excusa para no fumar durante un rato. Estar centrados en algo que no sea fumar por un promedio de una hora pues el ritmo bueno de fumar sería de un cigarrillo a la hora. O si no hay entretenimiento, obligarnos nosotros mismos a estar esa hora sin fumar.

El hecho de llevar un paquete de cigarrillos en un bolso o en un bolsillo hace pensar que llevamos un pequeño tesoro pues el tabaco se ha puesto caro de verdad. Administremos bien ese pequeño tesoro. Consideremos ese cigarrillo que fumamos un gasto que supone un placer y no malgastemos placeres que repetidos mucho dejan de serlo.

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