domingo, 21 de abril de 2013

Se levantó tarde ese domingo, se duchó y se afeitó. Empezó a encontrarse muy bien, se notaba tranquilo pero sin euforia ni tristeza, muy tranquilo, muy sereno.
Bajó a comprarse el periódico y miró la lotería. Echó un vistazo a las noticias en plena calle.
Cuando se hizo la hora, subió a casa de sus padres. Le esperaban ya y se sentó toda la familia a comer. No tenía temores. Su corazón estaba dulce como una fresa y notó que por dentro era como de aire, un aire quieto.
Tomó café y comió un pastel. Las conversaciones ni le iban ni le venían, apenas habló. Notó, deleitándose, que la vida fluía en torno a él sin ningún esfuerzo, que el tiempo pasaba sin una mala idea en la cabeza, que su serenidad abarcaba todo lo que veía. Nada le era molesto, nada agresivo, nada turbador.
Se fue a su casa donde se tumbó y dejó la mente en blanco. Fue muy fácil esta vez. Meditó tranquilamente que este era el momento vital más deseado en mucho tempo. Luego puso música de la radio y no deseó estar en ningún otro sitio que en aquella habitación que acogía la penumbra y le acogía a él como a un hombre feliz. No deseaba nada, no le preocupaba nada. Había algo de mágico en todo ello pero no sabría decir la causa de aquel estado tan armonioso.
Cuando llegaron las cinco y media esperó a Eva y se fue con ella a El Escorial. Caminaron por el campo y se sentaron a tomar una café y unos churros. Entonces, aparecieron Toni y Lidia, que estaban de novios. Eran conocidos suyos de la asociación y Lidia enseguida les invitó a pasar el día dos de mayo en El Escorial y cenar en su piso. Se puso contento de verlos. Charlaron y pasearon pero hacía frío y él y Eva regresaron en coche. Pararon en el pantano de Valmayor a echar fotos y pasear. El se hizo un sandwich en casa y después fue al Kentuky. Charló con Jose y con un divorciado. Al venir leyó un poco en la cama y tardó en dormirse. No tomó pastillas.
Por la mañana fue al gimnasio. Se encontró con Paco, su hermano gemelo y fueron a comer. Luego fue al Niza, donde habló con el agente inmobiliario de cucarachas y de trabajos del campo.
Al venir del Niza, se puso con la novela y rellenó dos páginas, se comió una naranja y miró los álamos con hojas. Estaba tranquilo, los nervios de la semana pasada ya estaban atrás.
Luego fue al Niza y comió algo. Esperó a su hermano gemelo, charlaron y se acostó.
Por la mañana, el martes, fue al gimnasio. Luego, en casa, se hizo una cuenta en un banco on line (ING) de 10 euros. Llamó a Eva para que le imprimiese el contrato de su novela, cosa que esta hizo. Comió cocido en casa de sus padres y fregó. Tomó café y se puso con la novela. Se encontraba feliz. Lo malo había pasado ya, los días de nervios, de angustia y no saber muy bien qué le pasaba. El sol era amable y primaveral, no agresivo como la semana pasada. Todo invitaba al disfrute y a pasar el rato lo mejor posible.
Escribió dos páginas y luego quedó con Eva a la que invitó a una sepia en la taberna marinera por el trabajo que le había hecho. La acompañó a casa y luego se fue a la suya. Esperó a Paco y se acostó.
El miércoles se levantó y fue a la facultad. En secretaría le dijeron que tenía que rellenar una solicitud. Luego fue con ella a registro pero estaba cerrado. Lo entregó en secretaría de Filosofía. Vino pensando que la universidad está fatal y España también. Comió alcachofas con jamón y pollo. Fue al Niza y se puso después con la novela. Rellenó cinco páginas y lo pasó bien escribiendo. Luego fue a ING, en la avenida España y le tocó un hombre mayor que le puso dificultades pero al final consiguió los datos para el contrato de la novela. Hizo un fotocopia y quedó con Eva para entregársela. Fue al Kentuky e invitó a Becerra, a Charlie y a Patricia a una copa. Se vino con su hermano a acostar.
El jueves preparó verdura congelada y boquerones fritos para comer. Por la tarde fue con Paco a la asociación. Al volver quedó con Eva, con la que fue a tomar café en Castilla y luego pasearon hasta el Kentuky. Al venir, hacía frío. Se acostó. Acabó el libro del Imperio español.
El viernes se levantó tarde y fue a por las pastillas a la farmacia pero se olvidó de la receta y tuvo que volver a casa. Al volver de la farmacia, compró medio pollo. En casa, preparó el pollo a fuego medio y le aliñó con ajos, perejil y guindilla. Cuando vino su hermano, le mandó a por vino y pan y luego asó la verdura a la parrilla y comieron. Fue al Niza y charló con Alfonso y Garci y en casa, se puso a escribir esto.
Desde al jueves está el cielo nublado pero no llueve. Se siente bien, ya no anda nervioso y había decidido no ir a Madrid como los viernes de atrás. Pensó en ir a ver a Angel el taxista a Villanueva de la Cañada pero al final no fue.
Ya no recuerda nada hasta el puente, que empezó el miércoles que se quedó solo pues su hermano Paco se fue al pueblo. Estuvo todo el día con Eva y comió con ella una paella en la taberna marinera. Por la tarde, quedaron con Jesús y Luz, una pareja de unos cincuenta años con los que tomaron un café. Después fueron a hacer lo de la publicación del libro en el ordenador y se acostaron. Fue al kentuky, donde vio a Becerra y a una chica de Badajoz.
El jueves decidieron Eva y él irse a Segovia, donde compró unos judiones y pasearon. Comieron en el azoguejo. Llegaron a Majadahonda a las seis, vinieron por Navacerrada. Vio a dos de su pueblo, a Carlangas y su mujer y a Luis el ciclista, "conejo".
El viernes recuerda que comió en el restaurante hindú: verdura con champiñones muy rico y cordero con salsa, más feo. Se tumbó a oír la radio y más tarde, ya de noche, recuerda que quiso dejar de fumar y lo decidió en el kentuky.
El sábado se levantó y no fumó. Fue con el hermano al Niza y charlaron con Antonio, el de la mochila. Por la tarde fue en bus a la asociación donde hubo un karaoke y recuerda que pidió un cigarro a Toni, que había dejado a Lidia. Quedó con Eva en "el jamoncito" y luego fueron a la asociación, en la plaza, donde tomaron algo. Luego se vinieron andando a Majadahonda.
El domingo procuró no fumar mucho y estuvo llevando cajas después de comer al trastero para que pintaran la casa el lunes. Por la tarde, tenía tal galvana que se sentó en unos bancos de al lado del mercadona con Eva. No fumó. Se preparó en casa unos huevos fritos y a Eva una tortilla de atún. Estuvo todo el domingo desubicado, preguntándose toda la tarde por el horario, por tener un horario.
El lunes se despertó y fue a casa de sus padres y se puso a escribir en el cuaderno cosas positivas, de mucho ánimo. Comió unas patatas con cabeza de congrio muy ricas y se fue al Niza. Estuvo por la tarde con la novela y rellenó tres folios. Paseó hasta Las Rozas. Merendó una ensaladilla en el Niza.
El martes fue al gimnasio y estuvo corriendo en la cinta 30 minutos. Se pesó (86). Fue a comer lentejas muy ricas. Fue al Niza pero no apareció Alfonso. Se fue a la novela pero no rellenó ni dos folios cuando fregó la casa y se fue a comprar tres cigarrillos sueltos. Fue a la asociación. Vio la peli "Intocable" que es muy buena y comió un kebab. Estaba de excelente humor. Ese día se apuntó al psicólogo del "Hispano peruano" y le dio cita para el 22 de mayo.
Habló en la asociación con Robi sobre dejar de fumar. Cuando se fue a acostar empezó a pensar en Elenita y David y no se pudo dormir. Fumó dos cigarrillos y bebió una coca cola. La almohada le molestaba y pensó en comprarse otra almohada el miércoles.
El miércoles se levantó porque le llamó su padre al móvil: que fuera a casa. Fue y estuvo esperando a que le turnara Paco. Se fumó dos cigarrillos mientras escribía esto.

Miguel estaba en el baño, sentado en el retrete. Fuera, por el ventanuco los pájaros discutían de amores con un terco piar; la luz, diáfana, sin temblor alguno, igualaba en blancor todo el recinto donde Miguel se afanaba en lo suyo.  Miguel se deshacía en gusto por la prima.
-¿Qué haces Miguel? La prima ha preguntado por ti.
En el comedor, la abuela y los tíos hablaban en voz tranquila. La prima se sentó en una silla y allí estaba, con su cara angelical, no hecha a las picardías, de una belleza inocente y traída de tiempos de la infancia a una juventud tranquila, como si la niña hubiera tomado el sexo de un límpido charco de agua. Sus senos robustos tapados por un jersey suave parecían dos seres animados y encerrados por belicosos en un cuerpo que invitaba a la caricia y al disfrute. Sus ojos oscuros y grandes muy quietos, su melena arrullaba un rostro fino y dulce de boca generosa.
El primo apareció y no se daba cuenta de que la prima lo amaba. Vinieron otros días y esa atracción duró mucho y se hizo insoportable para los dos el disimulo.
Empezaron a salir y a conocer sus cuerpos. Era una delicia reconocerse el uno en el otro. Hubo bula papal. Hubo boda.
No había en todo el barrio dos chicos más afortunados por el amor.
Creo que fue el sábado cuando empezó a hacer bueno. Pero el domingo y este lunes, hoy, la verdad es que ha hecho ya bastante calor. Hemos pasado del frío al calor en un solo día. El viernes fui yo a Madrid y todavía hizo frío por la noche pero el sábado, ya digo, hizo verdadero calor.
No sé los grados que habrá de temperatura pero hemos pasado de unos 10 a 20 en cosa de un día.
Yo he notado cierto nerviosismo esta mañana de lunes. Como si hubiera mucho tiempo y poco que hacer. Es una sensación ya padecida antes que me pone nervioso.
Puedo hacer lo de siempre, añadiendo gimnasio e ir a Madrid a andar o ver "saber y ganar".
Esta tarde tengo que ir a preguntar lo de Florencia y ver si consigo una guía precisamente de Florencia. Miraré en lo de las lesbianas. Si no, tendré que ir a la Fnac o a "La casa del libro". A la Ceci no se la pido porque tarda la tira en traerla.
Precisamente, al hablar yo con Paco de que la Ceci está tardando mucho en traer "Los miserables", Paco se ha puesto  farruco y dice que no le hable de nada. Luego me ha pedido un cigarrito en el Niza, eso sí.
Creo que llevo más de una semana sin ver a Elenita ni a David (este último hace ya la tira que no le veo).
Tengo que hacer lo de la publicación de la novela, así me entretengo. No creo que gane nada pero me entretengo. Quizás mañana haga alguna gestión.
Lo que he notado es una sensación de no saber qué hacer con el tiempo porque éste (con la modificación horaria y el buen tiempo) se va a estirar como la goma.
La verdad es que yo, con mi enfermedad y con los miedos que tengo (que son difusos) no me atrevo a dar el paso de largarme, de irme por ahí unos días y mandar esto a la mierda. La verdad es que no me atrevo. No tengo la entera culpa yo sino que me han educado así.

El caso es que yo diré que no pero pensarlo me da asco. Mi cabeza no funciona bien. Ya lo sé. Antes de que pase algo, ya lo estoy anunciando.
Parece mentira que haya en la vida tanta gente con el poder de hacerte daño, desde los bancos hasta tu propio hermano o tu propia novia o tu propia mujer, etc.
Como dijo Fernando de Rojas en el prólogo a "La Celestina", en esta vida todo es una lucha.
Se lucha con las enfermedades, con los padres, con los hermanos, etc.
Dice Alfonso el de la once que me nota "tirao". Querrá decir deprimido en el idioma de su barrio. He notado que Alfonso se pasa al coger confianza con la gente. Charla con la gente como si la conociera de toda la vida. Yo le he explicado que estoy un poco nervioso por este cambio brusco de escenario (lluvia-sol). Alfonso no es mucho de fiar por lo chafardero que es. Seguro que lo que le cuento yo se lo cuenta a otro y así continuamente.
Reduciré las visitas al Niza a los lunes y jueves.
Me he aficionado al concurso "saber y ganar". Se pasa una hora agradable y se aprenden cosas.
Eva no hace más que preguntar a la gente que si ha visto "Gran Hermano". Resulta que sale una chica que se iba a casar y se ha liado con otro. Debe ser asunto nacional para las pánfilas que ven eso.
Veo que a Paco se le amontona otra vez la ropa en la canasta. Paso de avisarle, ya estoy harto. Si quiere, que haga su tarea.
Es lunes hoy y sin embargo no he tocado la novela. Estoy escribiendo esto y se me va a pasar la tarde así, estoy viendo.
A ver is voy a una agencia de viajes y pregunto por lo de Florencia aunque le voy a decir a Eva que lo lógico es que vayamos los dos.
Ahora son las 17:10
Noto demasiada luminosidad en el ambiente y es por las pastillas. Tengo que salir a la calle con gafas de sol continuamente. Me pican los ojos.
Hacer ejercicio en el gimnasio me vendrá bien mañana. Puede que coja el ritmo de ir más días.
Me fijo en Miguel el de la Sabina que no tiene amigos. Siempre anda solo. ¿Es un signo de inteligencia o es que ya ha aprendido del ser humano? Evidentemente la lección que ha aprendido es que uno ha de estar solo. Hace cosas extravagantes pero es listo en el sentido de que no necesita de nadie. No sé yo si necesito de la gente pero está claro que la gente puede hacerte daño.
Estar tumbado relajado oyendo música puede ser una distracción válida. No siempre hay que estar "produciendo".

sábado, 20 de abril de 2013

Esa chica hablaba mucho de lo pobrecitas que habían sido las mujeres a lo largo de la historia. Vale. De acuerdo.
Pero el día que cargó contra Luis por decir que las mujeres eran más débiles que los hombres, se llenó de incomprensión de todos los que estábamos allí. Y es cuando cogió el mote de "femi", por feminista. Y es cuando todo el mundo evitó hablar de hombres y mujeres en su presencia.
Cuando nos enteramos de que en una manifestación, le dieron un golpe a la "femi" también nos enteramos de que esta chica se radicalizó profundamente y pensó de allí en adelante que los hombres éramos la hez del mundo y las mujeres, unas víctimas a las que había que salvar de la opresión ejercida por los hombres.
Y fue cuando esta chica conoció a Felipe.
En el colegio, todos pensábamos que Felipe era homosexual y no era precisamente esa la definición. Felipe tenía muy pronunciado el lado femenino de su personalidad desde que se quedó solo con su madre. Igual cosía una camisa que hacía un cocido, pues su madre, además de quedarse sola, se quedó ciega.
Y al principio les fue bien pero cuando la "femi" empezó a ejercer un dominio férreo sobre Felipe, al que no dio hijos, todos empezamos a pensar que Felipe se rebelaría.
Y lo hizo.
Felipe, incomprensiblemente, ya casado con la "femi" se escapó de casa un día. Lo sé porque me pidió dinero para pasar una semana fuera de casa. Aquella semana se prolongó y no volvió aunque la "femi" denunció el caso. Felipe volvió a los dos años justo para pedir el divorcio y seguir de cocinero en un restaurante de Benidorm. Y no supimos más de Felipe.
Pero seguíamos oyendo disparatar a la "femi" que mezclaba ahora sus proclamas feministas con reproches a Felipe no convenciendo a casi nadie de casi nada.
Hawai es divino. Es un sitio donde el que veranea se siente halagado desde el primer momento. Hay que dejarse un buen dinero en propinas y tal pero el trato es de una solicitud que raya en la servidumbre. Hoy he estado en un campo de golf ensayando mi swing.
Cada persona, según mi bella instructora, posee un swing, pero yo no doy con el mío. Debo dejar mis brusquedades continentales y desarrollar el gusto por estas islas deliciosas para hallar mi swing.
Vivir en Hawai entraña toda un filosofía isleña. Aquí sólo se viene a disfrutar. Pero a mí me notan mirado con el dinero y ese miramiento casa mal con el espíritu de desprendimiento que hay aquí por todos los lados.
Será porque yo me crié en un pueblecito de Segovia y luego hice mi fortuna en Madrid que son lugares demasiado terruñeros y cicateros para ser descuidado con las perras.
Antes, probé a estar una temporada en Canarias. Pero Canarias no tiene ese carácter cosmopolita y alejado de las cosas mundanas que tiene Hawai.
Bueno. Me he comido una carne que guisan aquí los nativos con piña y está riquísima. Luego, me he echado la siesta y al despertarme he ido al banco a ver cómo iban mis cuentas, cosa que he de hacer a escondidas de mis amigos americanos porque es cosa fea mirar el dinero. He descubierto que unas acciones se han revalorizado un 300% y lo he celebrado con un combinado de los caros.
A la tarde me han llevado a casa de un millonario a ver "si me emparejaban" y me han presentado a una tejana del petrodólar que quitaba el hipo pero no me he entendido bien por aquello de lo mesetario de mi condición. La meseta la tengo en la frente como diciendo: ten cuidado con los forasteros y eso hago.
Mañana vuelvo a buscar mi swing mientras almuerzo unos sandwiches. Yo preferiría arrimarme a mi profesora de golf pues la veo dulce y paciente conmigo y me recuerda a una prima de Palencia. Le propondré algo mañana.

Decidió escribir un blog. No se daba entera cuenta de lo que significaría hacerlo porque él no entendía nada de todo esto de lo virtual pero se decidió a escribirlo bajo la condición de no poner nada personal en él. 
Sólo le serviría para inventar pequeñas historias o para hacer unas reflexiones.
Por entonces ya conocía a esa chica que estudiaba periodismo. Ponía copas en un local al que iba los fines de semana. Y luego se dio cuenta de que esta chica copiaba las historias de su blog.
Pensó: no me extraña, esa chica me dijo un día que había falsificado el abono transportes pero que no le molestaba gastarse dinero en gasolina para su coche. Jugaba a dos y tres bandas. No me gustaba esta chica por eso ni por su hipócrita y continua sonrisa de lado a lado de la boca que le tensaba la cara como un postizo de carnaval.
Esa chica hacía gala de una desvergüenza grande. 
Cómo fue a dar con un ejemplar de una revista periférica y cómo vio la entrada número 42 de su blog allí, es otra historia que contará en otra ocasión pero le dolió que la gente copiara y falsificara así con tanto descaro y pensó en hacer algo.

Nunca había notado ese sudor en las palmas de las manos tan persistente y molesto que se producía cuando sentía angustia.
Es que nunca había sentido angustia. Primero consistió en un pequeño desasosiego por ver pasar las horas sin saber muy bien qué hacer; luego fue un verdadero pánico a los días informes que se seguirían uno tras otro, divididos en horas tan iguales, tan llenas de sol y claridad, tan anchas como plazas de toros sin toro.
Y entonces decidió escribir la historia.
Nunca había escrito nada y como no sabía de qué escribir, empezó por la historia de sus padres. La historia de sus padres no difería de la de muchos que se criaron en un pueblo y llegaron a Madrid a buscarse la vida.
El nacimiento de sus padres se lo tuvo que inventar y dibujó en unas líneas lo poco que recordaba de sus abuelos, que le vivieron poco. Recreó como pudo un mundo de privaciones y una guerra de la que había oído historias. Sí sabía que tuvo una abuela de tendencias de izquierdas y un abuelo borrachín. Otro murió en la guerra y la abuela que él vio de pequeño estaba demasiado ida de la cabeza para contarle nada.
Pero lo bueno de todo es que se tiraba unas horas después del café inventando lo que podía porque, más que nada, la historia de sus padres se la tuvo que inventar. Sus padres no solían hablarle de sí mismos. Sólo alguna anécdota suelta que no tenía hilo. Y muchas horas de trabajo en el campo que no valían para rellenar líneas de un historia. Así que se inventó un castillo y una princesa.

viernes, 19 de abril de 2013

Era ya el viernes por la noche y el hombre seguía escribiendo. Una taza de café le acompañaba en su labor. La tarde había pasado y había pasado el trino de los pájaros, el verdor de los árboles fuera de la ventana y el cielo azul, del que no quedaba ya rastro alguno.
Era ya viernes por la noche y el hombre apuró su décimo sexta taza de café, ya frío. Por la ventana se colaba un frescor de primavera, un olor tibio de noche que empezaba y un manto de estrellas a través del ramaje oscuro de los árboles. El hombre estaba empeñado en aquello que escribía de un modo lacerante, intenso y devoto. El hombre se levantó a encender una luz y notó sus huesos uno tras otro como rebulléndose en el cuerpo quieto de horas. Se desperezó en torno a la habitación y miró el resultado de su escritura afanosa: era bueno.
La rutina del invierno se rompió un 17 de abril en que vino un verano adelantado, anómalo, con temperaturas de 27 grados. El lunes de este verano se asustó y vio un montón de horas informes que él no encontraba la forma de rellenar con actividades. Nervioso, empezó a escribir un horario deficiente, aleatorio y lleno de prontitud. No se cumpliría.
Los demás días los pasó aburrido y nervioso. Se tumbaba en la cama a oír la radio, fue a Madrid a matar el tiempo como pudo, se hizo un lío en su cabeza, las manos le sudaban de angustia, pasó muchos nervios y pensó mal de la gente: pensó que toda la gente también padecía este acceso de depresión nerviosa por efecto del calor. Recuerda estar en el pueblo de al lado esperando el autobús sin ton ni son, no sabía muy bien a qué había ido, se había hecho un lío de horarios, de entretenimientos imprevistos que no se cumplieron y acabó en el absurdo de ir y venir sin ningún sentido.
No sabía qué hacer con tantas horas para él inactivo y nervioso.
Oír la radio le procuraba algún consuelo por compararse con otros personajes.
La gente le decía que con el buen tiempo, podría hacer un montón de cosas. El comprobaba que era justamente al revés y se molestaba consigo mismo, pues no sabía qué hacer precisamente.
No existía el entretenimiento en ningún sitio.
El jueves por la tarde quedó con su novia y todo empezó a ir mejor.
La novia le sugirió que fuera al gimnasio al otro día.
Quedaron en ir a Valencia en coche.
El viernes se levantó más calmado. Fue a su médica, pues tenía cita. Su médica le aconsejó que se apuntara a un centro que impulsaba cursos. Se apuntó ese mismo día.
La crisis había pasado. Recuerda que su hermano le aconsejó leer, leer y leer.

miércoles, 17 de abril de 2013

Las horas se me hacen eternas. Han cambiado la hora, ha venido el sol y el calor, las horas se alargan. Busco entretenimientos. Entretenimiento para mí es una palabra mágica. Otra palabra mágica es en estos tiempos trabajo. Trabajo o entretenimiento es lo que buscan millones de personas sin encontrarlo. He leído un aforismo que dice que para matar el aburrimiento, lo mejor es el trabajo, el placer sólo es un lenitivo.
Yo me apuntaría a un bombardeo.
Esto que escribo no es más que un entretenimiento que quiere ser algo racional, expresar una idea.
Los mayores se mueren a los 90 ó 100 años. Hay paro. Hay mucho dinero negro, mucha economía sumergida.
Estamos en una situación, a mi parecer, muy delicada. Si esta situación no se revierte, la economía hará crack.
Todo empezó con Felipe González, al que le dijo Helmut Khol que estaba creando un ejército de vagos.
Con el felipismo rampante, los jóvenes se engancharon a la droga (el que no esté colocao que se coloque) y no trabajábamos. Yo no me enganché a la droga porque no seguí la directriz del felipismo y de la movida.
Acabé una carrera y fui profesor pero ya con los populares. Aznar creó empleo. Tuvo a la población entretenida o trabajando aunque se creara la burbuja inmobiliaria. Luego vino el 11 de marzo.
A un pueblo como el español, si no le tienes entretenido puede inventar mil diabluras.
Ya nadie cree en la política. La política son cuentos. La gente quiere trabajo remunerado para comprarse una casa y tener algún niño. Pero la economía no está para eso que parece tan humano y normal como comprarse una casa y tener un niño.
Entra la droga en España que es un primor. La gente se droga. Otra vez.
La luminosidad del sol me hace daño a los ojos. Las horas que se alargan me torturan el ingenio de modo continuo y cruel. Yo ya no soy quien era. Habrá que aguantar sin drogarse. El felipismo duró mucho, muchísimo y el zapaterismo también.
Vamos dando pasos en las sombras.

lunes, 15 de abril de 2013

El médico me ha mandado unas pastillas para el estómago. No digiero bien. Pero lo peor es que esas pastillas me han afectado a la vista. No tolero esta claridad del sol.
Estoy solo en la ciudad.
Cuando salgo a la calle siempre me pongo las gafas de sol. Siento todavía espasmos en el estómago. No tengo que preocuparme de trabajar para vivir pero en esa misma circunstancia están todos mis problemas.
Ahora estoy tumbado en la cama desnudo. Me he levantado a comer un plátano y fumo un cigarro.
Son las cuatro y hasta las ocho no abren un local en el que mato dos horas hablando con una puta con la que quedo y luego vamos a su apartamento.
Son las cuatro. Fuera hace mucho sol y calor. Oigo la radio, pongo música, fumo. Nadie sabe que estoy aquí. Mis vecinos me ignoran.
Me huelen los pies. No me he lavado en tres días.
Acumulo una pereza grande, sólo salgo a la calle por comida y tabaco. No me adapto a este calor.
Suena la puerta. Voy a abrir. Es una vecina. Se pone a hablar. No la entiendo, parece como si no entendiera ni mi propio idioma. Me estoy volviendo loco.
Le digo adiós a la vecina. Regreso a la cama y fumo un cigarrillo. Estoy muy nervioso. Ceno y tomo las pastillas.
No me puedo dormir. Hace mucho calor. Me da la sensación de que voy a morir de un momento a otro.
Hago una llamada. El médico no responde.
Creo que fue el sábado cuando empezó a hacer bueno. Pero el domingo y este lunes, hoy, la verdad es que ha hecho ya bastante calor. Hemos pasado del frío al calor en un solo día. El viernes fui yo a Madrid y todavía hizo frío por la noche pero el sábado, ya digo, hizo verdadero calor.
No sé los grados que habrá de temperatura pero hemos pasado de unos 10 a 20 en cosa de un día.
Yo he notado cierto nerviosismo esta mañana de lunes. Como si hubiera mucho tiempo y poco que hacer. Es una sensación ya padecida antes que me pone nervioso.
Puedo hacer lo de siempre, añadiendo gimnasio e ir a Madrid a andar o ver "saber y ganar".
Esta tarde tengo que ir a preguntar lo de Florencia y ver si consigo una guía precisamente de Florencia. Miraré en lo de las lesbianas. Si no, tendré que ir a la Fnac o a "La casa del libro". A la Ceci no se la pido porque tarda la tira en traerla.
Precisamente, al hablar yo con Paco de que la Ceci está tardando mucho en traer "Los miserables", Paco se ha puesto  farruco y dice que no le hable de nada. Luego me ha pedido un cigarrito en el Niza, eso sí.
Creo que llevo más de una semana sin ver a Elenita ni a David (este último hace ya la tira que no le veo).
Tengo que hacer lo de la publicación de la novela, así me entretengo. No creo que gane nada pero me entretengo. Quizás mañana haga alguna gestión.
Lo que he notado es una sensación de no saber qué hacer con el tiempo porque éste (con la modificación horaria y el buen tiempo) se va a estirar como la goma.
La verdad es que yo, con mi enfermedad y con los miedos que tengo (que son difusos) no me atrevo a dar el paso de largarme, de irme por ahí unos días y mandar esto a la mierda. La verdad es que no me atrevo. No tengo la entera culpa yo sino que me han educado así.

El caso es que yo diré que no pero pensarlo me da asco. Mi cabeza no funciona bien. Ya lo sé. Antes de que pase algo, ya lo estoy anunciando.
Parece mentira que haya en la vida tanta gente con el poder de hacerte daño, desde los bancos hasta tu propio hermano o tu propia novia o tu propia mujer, etc.
Como dijo Fernando de Rojas en el prólogo a "La Celestina", en esta vida todo es una lucha.
Se lucha con las enfermedades, con los padres, con los hermanos, etc.
Dice Alfonso el de la once que me nota "tirao". Querrá decir deprimido en el idioma de su barrio. He notado que Alfonso se pasa al coger confianza con la gente. Charla con la gente como si la conociera de toda la vida. Yo le he explicado que estoy un poco nervioso por este cambio brusco de escenario (lluvia-sol). Alfonso no es mucho de fiar por lo chafardero que es. Seguro que lo que le cuento yo se lo cuenta a otro y así continuamente.
Reduciré las visitas al Niza a los lunes y jueves.
Me he aficionado al concurso "saber y ganar". Se pasa una hora agradable y se aprenden cosas.
Eva no hace más que preguntar a la gente que si ha visto "Gran Hermano". Resulta que sale una chica que se iba a casar y se ha liado con otro. Debe ser asunto nacional para las pánfilas que ven eso.
Veo que a Paco se le amontona otra vez la ropa en la canasta. Paso de avisarle, ya estoy harto. Si quiere, que haga su tarea.
Es lunes hoy y sin embargo no he tocado la novela. Estoy escribiendo esto y se me va a pasar la tarde así, estoy viendo.
A ver is voy a una agencia de viajes y pregunto por lo de Florencia aunque le voy a decir a Eva que lo lógico es que vayamos los dos.
Ahora son las 17:10
Noto demasiada luminosidad en el ambiente y es por las pastillas. Tengo que salir a la calle con gafas de sol continuamente. Me pican los ojos.
Hacer ejercicio en el gimnasio me vendrá bien mañana. Puede que coja el ritmo de ir más días.
Me fijo en Miguel el de la Sabina que no tiene amigos. Siempre anda solo. ¿Es un signo de inteligencia o es que ya ha aprendido del ser humano? Evidentemente la lección que ha aprendido es que uno ha de estar solo. Hace cosas extravagantes pero es listo en el sentido de que no necesita de nadie. No sé yo si necesito de la gente pero está claro que la gente puede hacerte daño.
Estar tumbado relajado oyendo música puede ser una distracción válida. No siempre hay que estar "produciendo".

domingo, 14 de abril de 2013

Llovieron muchas gotas, infinitas gotas
de lluvia fría.
Pero la tierra estaba
seca de años, 
arrasada de cielos rasos de noches y días.
El agua no hizo nada
y salió otra vez el sol.
Y confundió a la gente que creyó
que el frío fue mucho
cuando fue muy poco lo que duró.

viernes, 12 de abril de 2013

Estaba desayunando en Atocha, dispuesto a montarse en el AVE y llegar a la estación de Córdoba en apenas dos horas. Había madrugado ese día miércoles pues los miércoles se los dedicaba a sí mismo. Sólo viajaba con un cuaderno y unos euros para comer. En el camino, sentado confortablemente, pensaba en los poemas y las líneas que iba a escribir. Al llegar a la estación de Córdoba cruzaba una explanada y se internaba en el parque lleno de naranjos que hay allí. Se sentaba y abría el cuaderno impoluto.

Después de hacer unas poesías y unas pequeñas historias llenas de imaginación a las que en último término ponía título, iba a dar una vuelta por la llamada judería de Córdoba, admiraba la mezquita por fuera y veía el tránsito de la gente.

Comía siempre en el mismo sitio, el menú del día. Se iba al parque otra vez y se tumbaba en un banco, cual mendigo, a dormitar un rato.

Tomaba el tren de vuelta a eso de las cinco para estar en Madrid a media tarde. Daba otro paseo por Madrid, con su soledad modelada y su cuaderno en la mano.

Luego venía todo. Hasta el miércoles siguiente. 

miércoles, 10 de abril de 2013

Andrés recibió el documento por correo: le iban a ingresar un dinero por sus actividades en el centro. Tenía que mandar ciertos documentos fotocopiados y firmar ese documento recibido y mandarlo también. No había mayor problema. Al día siguiente se iría al pueblo con su familia y cuando volviera lo mandaría todo y se iría con Pepe, su hermano, a Canarias.
Pero en el pueblo se tropezó con su hermana y su cuñado, ávidos de incordiar. Andrés dijo que solo era un documento que tenía que firmar y listo pero estúpidamente, su hermana insistió en que había que buscar una abogado para defender los intereses de Andrés. Y era agosto. El hijo de su hermana buscó en internet una lista de siete abogados a los que Andrés tenía que llamar "para pedir alegaciones". Andrés no entendía nada porque no sabía que era aquello de las alegaciones. Pero llamó uno por uno a todos los abogados sin saber muy bien qué pedir o qué decirles. Todos estaban de vacaciones.
Cada mañana venía su hermana a torturarle con abogados y alegaciones y Andrés estaba cada vez más nervioso porque no entendía nada de nada. El único que sabía lo que era el documento era él pero no le dejaban hablar. El decía que únicamente había que firmarlo y ya estaba pero ellos insistían e insistían como perros rabiosos.
Una mañana, Andrés regañó con el sobrino por decirle este que había que estar más espabilado. Al otro día, dando un paseo regañó con su hermana y le dijo que dejara de meterse en su vida a lo que su hermana contestó que "no te das cuenta de que haces daño" cuando el daño se lo estaban haciendo a él. Odió a su hermana.
Se localizó a una secretaria de un gabinete de abogados y esta dijo que no encontraba nada de qué alegar. La hermana y el cuñado siguieron insistiendo en las alegaciones, en el dinero y en dar la murga a Andrés de una manera cruel.
Una tarde, Andrés estaba tan nervioso que tuvo que darse una ducha fría pero no se le fueron los nervios. Salió a dar una vuelta pero estaba de un humor de perros por culpa de su hermana. Temió que le diera una depresión o algo así porque el ambiente en el pueblo era más bien apagado. Estaba constantemente cabreado.
La hermana y el cuñado decidieron ir a ver el documento a la ciudad. Cuando lo vieron dijeron que no había que hacer alegaciones. Andrés respiró. Hicieron una fotocopia del documento y se volvieron al pueblo. Andrés estuvo cabreado con ellos el tiempo que duraron las vacaciones, estuvo muy cabreado y deprimido pero nunca se lo recordó, nunca les dijo que le habían dado el verano pero ya los odió para siempre y tuvo mucho cuidado con ellos porque eran muy peligrosos. Ellos, claro, nunca pidieron perdón por el daño hecho hecho y por lo equivocados que estuvieron. Querían "ayudar".
La hermana y el cuñado hicieron algunos favores a Andrés pero Andrés no sabe si compensa esta ayuda con el tormento de haberlos aguantado ese verano a esos dos perros rabiosos.

domingo, 7 de abril de 2013

El estado mental en que he estado nada más acabar la semana santa se puede analizar de la siguiente manera: un nerviosismo grande, una irritación y una impaciencia con los demás, no poderme concentrar en tareas antes normales, una susceptibilidad enorme pues cualquier actitud de las personas me parecía que me ofendía, un idear cosas en la cabeza de desconfianza de todo y de todos de modo que las conversaciones no tenían espontaneidad o normalidad, un deseo mío de ofender al otro por cualquier cosa porque yo creía que me ofendían a mí. En mi cabeza, todos eran culpables de algo sobre mi persona, todos eran "malos" o envidiosos       o falsos o tenían doble intención. Lo he pasado bastante mal. También existía en mí la idea que todas las personas o el ambiente estaba cargado de tensión, de riña, de mala leche. Esto me hacía estar en un estado de tensión y nerviosismo todo el rato. No me dormía hasta la una o las dos de la mañana. El jueves que estuve en la asociación pensé mal de Robi, Laura, Luis y Paloma de modo que deseé dejar la asociación y deseé que la asociación se fuera a la mierda. Algo hay de cierto en que los cuatro son exclusivistas en la asociación pero yo lo llevo a un extremo y me cabreo demasiado con ese tema; con no ir, asunto arreglado. Creo que la asociación es para cuatro amigos, los demás ya no importamos y así, se va a ir a la mierda irremediablemente.
Entre Elenita, David y otros cuantos he acabado de los nervios.


jueves, 4 de abril de 2013

Este año, la semana santa ha caído exactamente en los cuatro días últimos de marzo. Yo quería irme al pueblo a descansar del Aburrimiento de la ciudad, de la puta rutina. Pero el miércoles los médicos del hospital llamaron a mi madre para ponerle un marcapasos. Había estado lloviendo todo el mes, así que la gente estaba harta de tanta agua. Yo no fui a la operación pero cuando mi madre estuvo en la habitación, la visité. Con el asunto de la operación, nos íbamos juntando toda la familia. En el hospital vi a mi hermano mayor, que montó una tontería por lo del brazo de mi madre. A mi hermano mayor no hay quien le diga nada, enseguida se sale de madre, está nervioso. Antes de la operación de mi madre estuve yendo con una amiga a una psicóloga hasta el quinto pino en metro y acabé hasta el gorro de esa mujer porque encima de que la acompañaba, tuve que pagarle el metro y me pidió prestados 50 euros y lo peor es que es rica, tiene muchos pisos en alquiler pero las hijas no le dan nada porque todo lo gasta. El caso es que he acabado quemado de esta tía cantamañanas. Ya no me llama, seguro que se ha dado cuenta que ha abusado de mi generosidad.
El jueves santo estuve desde las 10 a las 14 en el hospital. El viernes santo fui de entierro de la abuela de mi novia. El sábado estaba hasta el gorro de la lluvia y de la semana santa. Me fui al Retiro después de comer pero antes tuve que aguantar al hijo de mi hermano mayor, que tiene una cara que se la pisa y yo creo que, junto con su hermano pequeño, van a dar muchos problemas.
El domingo estuvo mejor, más tranquilo pero el lunes día 1 de abril me sentía angustiado, nervioso y desconfiado de toda la gente. Estaba irritado. Me obsesioné con mi sobrino o con mis sobrinos y también con mi hermano mayor, creyendo que iban a traer males a la familia. Miré en el internet la palabra psicópata y la apliqué a mi sobrino. El sábado por la noche primero me dijo mi novia que salía y luego no salió así que el domingo fui yo solo a Las Rozas para que viera que no se hace eso, dejar tirado a un novio. El caso es que aunque la tarde del domingo estuve yo solo, no me sentía mal. Fue este lunes cuando empecé a sentirme mal, con angustia, irritación y asco hacia los demás. El martes siguió esa angustia a ratos y ese malestar. Ayer miércoles tomé una pastilla por la noche de las que me quitó la médica y he dormido muy bien porque estos días tardaba mucho en dormirme dando vueltas a la cabeza.
Me irrita todavía Elenita.
Me irritan mis sobrinos. 
Me irrita mi hermano mayor.
La que no me han irritado y la que verdaderamente ha hecho algo por mí en esta historia es mi hermana que ayudó mucho en casa y en todo lo concerniente con mi madre. Los demás han estado maleducados y estúpidos.
La última bronca la tuvimos Paco y yo porque Paco no hacía las cosas de casa y lo discutimos en familia.
Pero después de todo no estoy muy mal y espero que se me pase esta irritación o malestar. He pensado ir a la psiquiatra a ver que me decía pero a lo mejor lo dejo pues tengo cita con ella el día 19 de este mes. Si me pusiera peor, iría.